Detenido un policía en una operación contra un grupo de delincuentes
Los nueve arrestados robaban en joyerías y traficaban con drogas
Los Mossos d'Esquadra detuvieron el pasado miércoles al subinspector del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) Ángel R. L., de 39 años, por colaborar con un grupo organizado que se dedicaba al robo de joyerías mediante alunizajes (estrellar vehículos contra las cristaleras) y al tráfico de drogas. Presuntamente, el subinspector prevenía a la banda ante posibles investigaciones y le proporcionaba material policial, que los delincuentes utilizaban para disfrazarse de policías.
La principal ocupación del grupo armado era precisamente ésa: hacerse pasar por policías para asaltar y detener a narcotraficantes de hachís, que suelen desembarcar su mercancía en puntos de la costa catalana. Después, vendían la droga. La policía autonómica imputa a Ángel R. L., nacido en Barcelona, los delitos de revelación de secretos, contra la salud pública, encubrimiento y omisión del deber de perseguir delitos.
El arresto del subinspector culminó una investigación que se ha prolongado durante varios meses. La operación policial ha permitido detener a nueve personas, incluido el policía, de una banda que actuaba sobre todo en la Barcelona y alrededores. La Operación Drakkar se puso en marcha a partir del robo en una joyería de la Via Augusta, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, el pasado mes de febrero.
Según varios testigos, cuatro individuos empotraron un todoterreno, que resultó ser robado, contra el escaparate. Tres ladrones accedieron al interior y, tras romper varios mostradores, se llevaron joyas de oro, brillantes y relojes de marca por valor de 200.000 euros.
La pista de los relojes
Más tarde, en L'Hospitalet de Llobregat, los Mossos recuperaron seis relojes de dudosa procedencia. El grupo de robos con fuerza de la Unidad Regional de Investigación de Barcelona investigó a sus poseedores. En mayo, la policía realizó los registros en los domicilios de los sospechosos. El material incautado es numeroso y variado. Empezando por el armamento: 12 armas de fuego, 25 armas blancas, varias catanas (espadas japonesas), aerosoles y defensas extensibles.
Uno de los domicilios, además, estaba dotado de un sistema de videovigilancia con grabación digital.
La policía autonómica también encontró 24 kilos de hachís, 17 gramos de cocaína, 59.290 euros y material policial diverso, que la banda utilizaba para dar credibilidad a sus "detenciones". Según un portavoz de los Mossos d'Esquadra, el disfraz "estaba muy logrado". Los presuntos ladrones utilizaban todo tipo de material, muy similar al que utiliza el Cuerpo Nacional de Policía: luces rotatorias, bridas para esposar, chalecos reflectantes, un escudo y placas de policía, radiotransmisores y pasamontañas.
Como resultado de aquella investigación se detuvo a siete personas: José R. V., Alejandro W. K., Marcos E. M., Ramsés P. M., Ismael A. A., Jessica S. M. y Sergio V. R., todos españoles, excepto Alejandro. A los cinco primeros, la policía les atribuye delitos contra la salud pública, por tráfico de drogas, así como tenencia ilícita de armas. Los detenidos tienen edades comprendidas entre los 22 y los 33 años y viven en las localidades de Barcelona, Castelldefels y Sitges. Los otros dos, Jessica y Sergio, están acusados de un delito de encubrimiento.
Aunque los Mossos d'Esquadra descartan que la organización esté vinculada a movimientos de signo nazi, también se encontraron algunos libros de ideología fascista durante los registros.
El miércoles pasado, junto con el subinspector Ángel R. L., fue arrestado el noveno de los presuntos integrantes de la banda: Federico P., de 29 años, nacido en Argentina y acusado de delitos contra la salud pública y de tenencia ilícita de armas.
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