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"Trabajo a cinco velocidades en un aula"

"Estoy trabajando a cinco velocidades en un aula de 4º de ESO, que reúne a ciertos alumnos con dificultades de aprendizaje. A una chica le estoy enseñando a escribir papá y mamá, porque no sabe castellano. Y no digamos euskera", asegura Xabier, profesor de un colegio público guipuzcoano cuyo nombre prefiere no desvelar. Ayer cambió las clases por la huelga para demandar a Educación mejoras en la escuela pública.

"Existen unas necesidades imperiosas", subraya, y se detiene en la atención a los alumnos inmigrantes. "Soy consciente de que el aprendizaje por inmersión en la lengua es quizá, desde un punto de vista lingüístico, la idea más acertada para aprender el idioma. Pero te encuentras con chavales que no saben nada. Cuando menos, creo que tendrían que trabajar unos niveles básicos de la lengua en aulas de acogida para tener cierto rodaje", apunta.

Xabier confiesa que está "hasta las narices", porque la sociedad demanda a la escuela "cuestiones que la familia no cubre". "Los padres cada vez dedican menos tiempo a los hijos y nos pasan el marrón a nosotros. Y nosotros no podemos socializar a gente que no ha sido socializada en la familia", comenta. Encima, según añade, "al profesor, en términos generales, le está faltando autoridad moral para imponerse a sus alumnos, simplemente para que sean capaces de aprender mejor".

Josemi fue delegado sindical liberado de CC OO, central que no secunda el paro, y ayer acudió como cualquier otro día al centro donostiarra de primaria donde trabaja. Cree que la huelga no tiene sentido cuando se está negociando. "No es momento de hacer huelga", insiste Josemi, quien aprecia cierto tinte "electoral" en la movilización.

Los progenitores de cientos de estudiantes se tuvieron que organizar para suplir la falta de clases, que fue mayor en Primaria. "Un día no causa mucho trastorno, pero siempre genera problemas en algunas familias", comenta el presidente de la Federación de Madres y Padres de la Escuela Pública de Guipúzcoa, Imanol Zubizarreta. En todo caso, parece que todas estaban avisadas. "No tenemos quejas de cómo ha funcionado la información entre sindicatos, colegios y familias", dice. Eso sí, pide que se regule mejor la atención a los alumnos en aquellos centros donde una parte de la plantilla hace huelga y otra no, pues se encuentran con que tienen clases ciertas horas y otras, no.

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