Cuestión de calidad
El Colegio Vizcaya gana uno de los principales premios europeos a la excelencia empresaria
La Fundación Europea para la Gestión de la Calidad (EFQM, en sus siglas en inglés) concedía el pasado día 7 en Budapest al colegio Vizcaya, sito en Zamudio, en las cercanías de Bilbao, uno de sus premios europeos a la excelencia, que concede como máximo reconocimiento a la buena gestión empresarial en el continente, y en los que quedó finalista otro centro escolar vasco, la ikastola Lauaxeta. "Se trata de un premio a la calidad de gestión que valora la mejora continua de las organizaciones para buscar la calidad y la excelencia", explica Miguel Ángel Moral, director del Vizcaya desde hace 14 años.
La EFQM fue fundada en 1988 por los presidentes de las 14 mayores compañías continentales, con el apoyo de la Comisión Europea. La fundación está integrada actualmente por más de 600 organizaciones, desde multinacionales e importantes compañías nacionales a universidades e institutos de investigación. En su valoración, sopesa hasta nueve criterios de calidad.
Moral recuerda que este premio se suma a otros galardones que han obtenido anteriormente: "Hemos sido uno de los primeros centros de España en obtener el certificado de la Q de Plata en gestión educativa y el premio a la calidad educativa del Ministerio de Educación".
¿Qué motivo llevó al colegio a presentarse al galardón europeo? "En realidad, no te presentas al premio, sino a que te hagan una evaluación y a que expertos te indiquen qué áreas de mejora tienes. Sorprendentemente, en algunos subcriterios nos han dicho que no hay nada que mejorar", asegura Moral.
El colegio nació en 1970 gracias a la iniciativa de algunos miembros del Colegio de Peritos de Vizcaya, que buscaban para sus hijos una educación moderna y liberal. Más de 35 años después, el centro, que funciona en régimen de cooperativa, cuenta con 140 personas empleadas, entre personal docente (un centenar) y no docente, y con un total de 1.607 alumnos, desde infantil (0-3 años) al último curso de bachillerato.
El centro tiene, como todos los colegios privados de Euskadi, un concierto con el Gobierno vasco: la enseñanza es gratuita, pero la factura sube por los servicios de autobús, comedor y extraescolares. Gracias a la cuota de socio que aportan los padres con hijos matriculados, el plan de estudios se amplía y completa. La fórmula de los socios implica a los padres de tal forma en el proyecto educativo que hay "unos 600" que continúan pagando su cuota a la cooperativa ya que esperan que en un futuro acudan a las aulas "sus nietos". La cooperativa suma en la actualidad 1.750 socios.
El centro se rige por un consejo de 12 padres elegido por la asamblea de socios. Otro consejo de vigilancia supervisa la labor de este consejo rector. Las cuentas se auditan todos los años. También se realiza anualmente una encuesta a los padres y se recogen y responden sus demandas y sugerencias.
La razón del éxito educativo del Vizcaya es su apuesta por la calidad, según sus responsables. "La mejora continua es aceptada como norma en todo el centro y por todo el profesorado. Además, la cooperativa hizo desde el principio una apuesta decidida por la innovación. Atrévete a equivocarte, es una de nuestras frases", comenta Moral. El director del colegio destaca que el centro realiza mucho trabajo en equipo, pero no reuniones. "Si nos reunimos es para decidir. Sólo se realizan las reuniones que son operativas", recalca. Su forma de funcionar parte de las exigencias del Ministerio de Educación para desarrollarlas después lo más ambiciosamente posible. "La ley nos dice cuáles son los objetivos y nosotros los adaptamos a los alumnos y a los cursos. Una persona programa un área que van a dar cuatro docentes y éstos valoran esa programación y aportan sus correcciones", explica Moral. Todo ello queda plasmado en un documento y a final de curso se ha de conseguir "un 80% de éxito". Si no, se analizan cuáles han sido los fallos para poder mejorar, cara al curso siguiente.
El centro hace hincapié en la enseñanza de los idiomas para que el alumnado sea capaz de expresarse perfectamente en las dos lenguas del País Vasco, el castellano y el euskera, por igual. A ellas suma el inglés, que se imparte desde un año, y el francés desde primero de secundaria.
Innovación arquitectónica
El Colegio Vizcaya aprovecha cualquier circunstancia para convertirla en un elemento educativo más. Buena muestra son las nuevas infraestructuras que ha abordado. "Cada vez que emprendemos un nuevo proyecto arquitectónico procuramos que sea singular, con las limitaciones económicas que tiene una cooperativa", explica Miguel Ángel Moral, convencido de que "un edificio singular educa".
La piscina cubierta del centro, por ejemplo, quedó finalista en los premios FAD de arquitectura. La ingeniería bilbaína Idom instaló dos túneles de carretera, uno de los cuales alberga los vestuarios y el otro la gran piscina, y se integran bajo una pequeña colina.
Y ya antes, la escuela infantil realizada por el arquitecto bilbaíno Eduardo Arroyo, antiguo alumno del colegio, fue declarada por el Ministerio de Fomento como una de las 50 mejores obras de arquitectura del último medio siglo.
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