Piqué pide ante Rajoy la reforma de la ley del padrón para dejar sin atención social a los inmigrantes irregulares
El presidente del Partido Popular de Cataluña, Josep Piqué, aprovechó ayer una fiesta de agradecimiento a los interventores electorales de su formación, a la que asistió Mariano Rajoy, para dejar claro que el discurso más duro contra la inmigración irregular será el eje central de su campaña para las elecciones municipales de mayo. Piqué dijo entre aclamaciones de la militancia que es necesario "revisar la política de empadronamiento de los municipios para que sólo tengan derecho a los servicios sociales los inmigrantes regulares". Según Piqué, "no se trata de negar derechos a nadie, pero sí de aclarar que nuestra apuesta por la inmigración es por la inmigración legal y que no hay ningún margen para la inmigración ilegal".
En la actualidad, todos los residentes en una población, tengan o no los papeles en regla, pueden empadronarse, algo que otorga derecho a los servicios sociales, a la sanidad y a la educación. Una reforma de la ley en el sentido defendido por Piqué implicaría, en la práctica, la desatención de los inmigrantes que todavía no han podido tramitar su regulación.
Ante la creación del nuevo Gobierno tripartito, Piqué también dejó claro que "después de tres años de desgracia, el nuevo tripartito no tendrá un día de gracia". El líder del PP catalán cargó también duramente contra Iniciativa per Catalunya y su líder, Joan Saura, quien comandará el Departamento de Interior. En su línea habitual, Piqué lamentó que al frente de los Mossos d'Esquadra haya alguien que, en su opinión, "está a favor de los okupas, los antisistema, los antiglobalización, los inmigrantes ilegales y las mafias que trafican ilegalmente con esos inmigrantes".
Las palabras del líder del PP de Cataluña contrastaron con un discurso de Mariano Rajoy marcado por la moderación. De hecho, Rajoy defendió la vía de la moderación para regresar a La Moncloa tras las elecciones generales previstas para 2008. De esta forma, se comprometió a "llenar España de moderación, de libertad, de equilibrio, de respeto, de tolerancia y de sentido común".
En su discurso, el presidente del PP aseguró que "España se merece una alternativa a lo que hay", porque "la gente quiere cosas normales", y presentó al Gobierno de Zapatero como un Ejecutivo que "genera líos, que rompe los consensos de la transición y al que importa más la Alianza de Civilizaciones que los problemas con los inmigrantes".
Rajoy evitó en todo momento referirse al descenso electoral del PP de Cataluña en las pasadas elecciones (80.000 votos y un escaño menos) y afirmó que su candidato, Josep Piqué, fue "el mejor de los candidatos posibles". Entre la euforia del millar de simpatizantes que en los comicios autonómicos ejercieron como interventores o apoderados, no dudó en vaticinar que el PP ganará las próximas municipales y, "por supuesto", las generales.
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