El líder del PP pacta un texto de mínimos con los dirigentes afectados por los trasvases

Mariano Rajoy se reunió ayer en Madrid con los principales afectados por la guerra del agua (Francisco Camps, Ramón Luis Valcárcel, Gustavo Alcalde y María Dolores de Cospedal). Entre todos, y pese a los reproches mutuos lanzados hasta ahora, alcanzaron un consenso con un decálogo de mínimos lo suficientemente ambiguo para que pudieran apoyarlo los cuatro, en el que se señala lo siguiente:

"El PP defiende un modelo basado en la Constitución, los Estatutos y la vigente Ley de Aguas. El modelo organizativo y el reparto competencial son los allí establecidos y las competencias estatales han de ejercerse mediante los organismos de cuenca, para lo que habrán de ser debidamente reformados. Todas las polémicas sobre apropiaciones de cuencas, reservas de caudales, blindajes de ríos, caducidades, etcétera, han de ser analizadas y valoradas bajo esta gran perspectiva global. Sin perjuicio del carácter colectivo de las aguas de todos, es razonable que las cuencas hidrográficas tengan una preferencia para su uso siempre manteniendo el principio de solidaridad interterritorial".

Pese a las críticas de sus compañeros, el PP de Aragón y Castilla-La Mancha ha apoyado estatutos que ponen freno a los trasvases con un argumento similar al que llevó al andaluz Javier Arenas a respaldar el texto promovido allí por Manuel Chaves: al PP no le gusta todo lo que pone en los estatutos, pero está en la oposición y no tiene mucho margen de maniobra. Quedarse fuera del pacto estatutario a pocos meses de las elecciones, señalan fuentes del PP aragonés y castellano-manchego, sería un suicidio político. De hecho, tras la reunión, Alcalde señaló a Efe que su partido no cambiará una coma del Estatuto que salió de las Cortes de Aragón.