El caracol de mar abre la puerta a nuevos analgésicos
El dolor crónico de origen neurológico (dolor neuropático) afecta a cientos de millones de personas y no tiene tratamiento. Una investigación con caracoles cónicos marinos ha encontrado una nueva diana para futuros analgésicos. "Hemos descubierto una nueva manera de tratar una forma crónica y debilitadora de dolor", afirma J. Michael McIntosh, director de investigación y catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Utah. "Es un mecanismo que no se conocía para tratar el dolor". Los hallazgos se publican esta semana en la edición digital de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El estudio con ratas descubrió que las toxinas de los caracoles cónicos conocidas como RgIA y Vc1.1 pueden tratar la hipersensibilidad nerviosa y el dolor bloqueando una molécula celular denominada receptor de la acetilcolina nicotínica alfa9alfa10. "La mayoría de los numerosos compuestos analgésicos de que se dispone actualmente son ineficaces para el dolor nervioso crónico", escriben McIntosh y sus compañeros. "Nuestros hallazgos no sólo apuntan a un mecanismo molecular antes desconocido para el tratamiento del dolor neuropático, sino que también demuestran la participación de los receptores de la acetilcolina nicotínica alfa9alfa10 en la lesión nerviosa".
McIntosh espera que los nuevos hallazgos hagan factible el desarrollo de un analgésico basado en la RgIA que pueda tomarse por vía oral, pero cree que se tardarán como mínimo 10 años.
El estudio trató lo que se conoce como dolor neuropático, que es un dolor crónico por una lesión de los nervios, la columna vertebral o el cerebro. Ese dolor puede ser consecuencia de la diabetes, de lesiones nerviosas en los pies u otras partes, de una enfermedad degenerativa, de infecciones víricas como el herpes, del alcoholismo, de tumores y otras causas. Los síntomas pueden incluir entumecimiento y un dolor parecido a una quemadura constante, hormigueo, un dolor agudo y punzante, sacudida eléctrica o cosquilleo.
"Si el descubrimiento desemboca en un nuevo medicamento contra el dolor que se combine con los tratamientos ya existentes, quizá se pueda reducir más que nunca el dolor", afirma McIntosh. Ningún medicamento tratará por completo el dolor, así que el hecho de que exista uno nuevo es como tener a un portero de refuerzo por si al primero se le escapa la pelota".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.