Flores de un día

No sería sorprendente que mañana premiaran en el festival de Sevilla la película alemana La vida de los otros, del primerizo Florian H. von Donnersmarck. Se está llevando todos los premios del público allá por donde pasa, es la propuesta alemana a los Oscar, y también es una de las seis propuestas a la mejor película europea del año según la Academia, compitiendo en candidaturas con Volver; el veredicto se conocerá el próximo 2 de diciembre. Aunque La vida de los otros no sea, ni mucho menos, la única película buena vista en el festival sevillano que se autodefine como "100% europeo", deja buen poso en el caletre. Cuenta, con derroche de talento en el guión, los sistemas de la policía secreta de la antigua Alemania socialista para controlar a los ciudadanos, concretándose en el caso de un investigador que desde su escondrijo de voyeur policial se va convirtiendo en cómplice de su víctima. El público sevillano aplaudió a rabiar. El resto de españoles tendrá que esperar hasta enero.

Las películas europeas han dado muy buenas sorpresas en el festival de Sevilla. Parecía, a juzgar por las colas, que ver cine europeo está a la orden del día. Sin embargo, no son de esta opinión algunos distribuidores españoles, dolidos por el fracaso generalizado de las versiones originales en las pequeñas ciudades, y de las películas europeas en particular. Ni siquiera los premios de festivales suelen llamar suficientemente la atención, aunque se pregunten estos distribuidores qué hubiera ocurrido con tales películas si ni tan siquiera hubieran participado en ningún festival. A ver qué ocurre, por ejemplo, a partir de hoy, con la recomendable The Queen, de Stephen Frears.

Es curioso lo que pasa en los festivales de cine. Mientras se están celebrando, sus públicos aplauden con euforia los aciertos de la selección contenida en el programa... que, sin embargo, raramente irían a ver en una cartelera cotidiana en cualquier otro momento del año. Apagado el festival, se acaba la afición. Mientras tanto, las salas de cine languidecen aunque proyecten las mismas películas.

En Sevilla han premiado, y con razón, la trayectoria de Juan Diego, y en Ourense han hecho lo propio con Lola Dueñas (además de hacerlo con Juan Diego). ¿Aumentará así el interés por Vete de mí o Lo que sé de Lola, sus respectivas películas más recientes, o sólo serán motivo de conmovedoras ceremonias de ámbito local? ¿Qué hacen, qué pueden hacer los distribuidores independientes? Se aceptan ideas.