Las subastas de Nueva York arrancan en medio de conflictos legales
Un juez desestima a última hora una demanda sobre 'Retrato de Ángel Fernández de Soto'
Las subastas neoyorquinas, donde se aspira a perpetuar la lujuriosa lluvia de millones en la que nada el mercado del arte, arrancaron ayer con un inesperado terremoto judicial. Por la mañana, la conmoción llegaba con la noticia de la suspensión de la venta del cuadro de Picasso Retrato de Ángel Fernández de Soto (1903), considerado la joya de la corona entre los que se subastarán esta noche en Christie's. Pero tras la tormenta llegó la calma: a mediodía, el juez del distrito de Nueva York Jed S. Rakoff, el mismo que se hizo célebre en Estados Unidos por declarar la pena de muerte inconstitucional hace cuatro años, zanjaba el asunto volviendo a poner el retrato en el mercado. Su venta podría rondar hoy los 60 millones de euros, según estiman los expertos.
El viaje de la legalidad a la alegalidad para regresar al punto de partida arrancó el pasado viernes. Julius H. Schoeps, descendiente del banquero judío Paul von Mendelssohn-Bartholdy, presentaba una denuncia en los juzgados de Nueva York para paralizar la venta de la obra y reclamar su propiedad. El cuadro, también conocido como El bebedor de absenta, había estado en manos de la familia Mendelssohn hasta la llegada al poder de los nazis.
En octubre de 1934, cuando el banquero se vio forzado a abandonar Alemania, su exquisita colección de arte fue vendida precipitadamente. Justin K. Tannhauser, un célebre y arriesgado marchante de la época, íntimo amigo de Picasso, fue el encargado de poner en el mercado las obras de Mendelssohn. El cuadro del pintor español fue adquirido en 1936 por la firma neoyorquina M. Koedler & Co, cuando los precios se arrastraban por los suelos. Un mes después lo compraba el coleccionista William H. Taylor, quien a su vez se lo vendía en 1946 a la familia Stralen. Donald y Jean Stralen lo mantuvieron en su colección hasta 1995, cuando la obra aterrizó en manos del compositor británico Andrew Lloyd Weber, en una subasta en Sotheby's. Weber pagó 29,1 millones de dólares y lo cedió a su fundación, quien a su vez ha anunciado que destinará la recaudación de la venta a la formación de jóvenes compositores.
Reventa
Andrew Lloyd Webber descalificó ayer como "falso, sin sustancia legal" el intento de paralizar la venta pública del cuadro de Picasso. Desde que se anunció su reventa, el pasado verano, el cuadro se ha exhibido en las principales capitales internacionales del Reino Unido hasta recabar en la sede de Christie's de Nueva York.
Se palpaba ayer indignación en el entorno de Lloyd Webber. La fundación tuvo noticias de la inesperada demanda sobre la procedencia del cuadro este mismo lunes. "El picasso no es propiedad de un individuo. La Andrew Webber Art Foundation compró la pintura en buena fe en 1995. Nunca antes se habían elevado dudas sobre la propiedad del lienzo", advirtió la fundación en un comunicado.
Conxa Rodríguez, que documenta el origen y la historia de este óleo en su libro El ángel de Picasso, coincidía ayer en señalar que "no se conocía hasta la fecha ninguna reclamación" sobre la propiedad del mismo.
Si se cumplieran todas las predicciones, este retrato de uno de los mejores amigos del pintor podría convertirse en el tercer cuadro de Picasso más caro vendido en una subasta, tras Muchacho con pipa y Dora Maar con gato.
Las reclamaciones de antiguos propietarios, como la que actualmente enfrenta a la Fundación Thyssen con Claude Cassirer por el pisarro Rue Saint Honoré, después del mediodía, continúan goteando precisamente cuando el mercado del arte atraviesa por su momento más boyante. Las cifras que se pueden alcanzar convierten los cuadros de los grandes maestros en objetos de deseo cuyo valor se ha multiplicado vertiginosamente en apenas unos años. La expectación es tal que en Christie's han tenido que habilitar espacios extra para poder acoger a los potenciales compradores que han advertido de su presencia en las subastas de este mes.
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