"El rock es el movimiento de cultura popular más importante del siglo XX"
Kultur Leioa acogerá en cuatro jueves de este mes el ciclo Poetas del Rock, que permitirá escuchar las trabajadas letras de José Ignacio Lapido (Granada, 1962), Quique González, Antonio Vega y Josele Santiago, ex componente de Los Enemigos. Las canciones de En otro tiempo, en otro lugar (Pentatonia), tercera entrega en solitario de Lapido, autor antaño de los textos de 091, abre hoy el ciclo (20.00; 10 euros). Antes subirá a escena Juan Carlos Pérez.
Pregunta. ¿Qué ha querido ofrecer con En otro tiempo, en otro lugar?
Respuesta. Una colección de canciones que perdurara en el tiempo. Mis álbumes son eso, cancioneros. No parto de una idea conceptual y la desarrollo, voy componiendo temas y los voy guardando. Pasado un tiempo los vuelvo a escuchar, y los que me siguen gustando son los que entran, los demás van a la basura. Una vez escuchado el disco puede quedar la sensación de que hay un nexo común entre todas ellas, que puede ser el de la búsqueda de la belleza a partir del dolor, pero no es algo premeditado. Salió así por las circunstancias personales que rodearon la grabación. Musicalmente es un disco de rock: guitarras, amplificadores de válvulas, pianos y batería. Lo clásico, pero sin caer en el revivalismo.
"Sería absurdo negar que mis canciones tienen cierta carga poética, pero formalmente no se pueden considerar poemas"
P. Cuenta con el favor de la crítica, pero no es un superventas. ¿Cómo se explica?
R. La razón es muy sencilla: la mayoría de la gente que compra discos no lee la prensa musical o pasa absolutamente de lo que escribís. En España no pasa lo que en Inglaterra con revistas como NME. Los medios especializados no crean opinión, al menos de cierto calado. En todo caso, el que yo no sea superventas es también normal hasta cierto punto. Cualquier parecido entre lo que aparece en la lista oficial de ventas y mi música es pura coincidencia. El gusto mayoritario está muy alejado de lo que yo hago. Mi música no es complaciente, y mi actitud tampoco.
P. Es unánime el elogio a sus textos. ¿Les presta una atención especial?
R. Yo creo que si los textos no fueran acompañados de unas músicas que están al mismo nivel nadie les prestaría atención. Intento cuidar las dos cosas por igual, letra y música. Normalmente hablo de mí mismo y de lo que me rodea. A veces parto de una realidad y otras de un sueño.
P. ¿Considera poemas a sus canciones?
R. Sería absurdo negar que tienen cierta carga poética, pero formalmente no se pueden considerar poemas. Tienen una estructura pensada para ser cantadas, no leídas. En un poema no es necesario que haya estrofa-puente-estribillo. En una canción sí. Las palabras tienen que ajustarse a una melodía y a un ritmo, y eso obliga a ceñirse a una métrica determinada. En todo caso, claro que tengo inquietudes poéticas como lector; me gustan tipos como Walt Whitman, T. S. Eliot, [Allen] Ginsberg, Rimbaud y San Juan de la Cruz.
P. Incluye abundantes referencias culturales. ¿A qué deben los rockeros su injusta fama de bárbaros y casi iletrados?
R. Tal vez nos la hayamos ganado a pulso diciendo gilipolleces en las entrevistas, ¿no? También es cierto que los medios prefieren mostrar el estereotipo de rockero burdo como el que sacan en la película espantosa esa de ISI/DISI, Ya sabes: la estulticia con chupa de cuero y lata de cerveza en la mano. Me da igual. El que dude de que el rock es el movimiento de cultura popular más importante del siglo XX, es que no tiene ni idea de qué va la cosa.
P. ¿Escribe las letras de sus canciones desde el punto de vista del náufrago?
R. El optimismo es un pecado de juventud, y a mí ya se me ha pasado la edad. Cuando tienes 18 años tiendes a pensar que todo puede ir a mejor, pero a determinada edad te das cuenta de que todo lo que es susceptible de empeorar, irá a peor con toda seguridad. Pero, es bueno guardar una esperanza, aunque sea vana, y el arte está para eso: nos redime de tanta miseria. Una película de John Houston, un cuadro de Vermeer, una canción de Howlin' Wolf... bellas mentiras con las que ir tirando. Refugios espirituales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.