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Sarkozy envía más antidisturbios a Marsella tras el ataque a un autobús

Una pasajera de 26 años, en estado crítico por las quemaduras

La mujer de 26 años que la noche del sábado sufrió quemaduras en más del 60% de su cuerpo cuando, en Marsella, un grupo de adolescentes prendió fuego al autobús en el que viajaba, se debatía ayer entre la vida y la muerte. Las autoridades francesas hicieron un llamamiento a los testigos para que identifiquen a los autores. El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, anunció el envío de 160 policías antidisturbios más a la ciudad.

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El Gobierno francés endurece la legislación para combatir más eficazmente la violencia urbana

A lo largo de la semana pasada, en la que se cumplió un año del inicio de la rebelión de las barriadas de las grandes ciudades de Francia, han sido incendiados seis autobuses urbanos, pero no se han reproducido los altercados y las quemas masivas de vehículos que marcaron el otoño francés de 2005.

El atentado de Marsella, sin embargo, marca un punto de inflexión por su brutalidad y sus consecuencias. Hacia las 21.00 del sábado, el autobús de la línea 32, que comunica el centro de Marsella con los barrios situados al norte, atravesaba una zona no especialmente conflictiva, cuando, entre dos paradas, un grupo de jóvenes encapuchados intentó sin éxito abordar el vehículo, porque el conductor no les abrió la puerta.

En lo que parece un acto de venganza, los jóvenes esperaron a que el autobús acabara su recorrido, diera la vuelta y volviera a pasar. Y sin dar explicaciones ni avisar a los viajeros, forzaron la puerta, lanzaron gasolina en el interior y lo prendieron con una cerilla. Según los testigos, los adolescentes -que serían entre cuatro o cinco- gritaban obscenidades e insultos mientras el vehículo, envuelto en llamas, avanzaba lentamente hacia el interior de una rotonda donde quedó inmovilizado.

Huelga de conductores

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El conductor y la mayoría de los pasajeros lograron escapar a tiempo. Sin embargo, una estudiante de origen senegalés, de 26 años, no pudo salir del vehículo y sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en más del 60% de su cuerpo. Otros tres pasajeros resultaron intoxicados por el humo y debieron ser hospitalizados. En protesta por el suceso, los conductores de Marsella hicieron huelga ayer, dejando la segunda ciudad de Francia sin transporte urbano.

Para el fiscal Jacques Beaume, que ha encargado la investigación a la brigada criminal de la policía judicial, los jóvenes tendieron "una verdadera trampa" al autobús. Tanto Beaume como las autoridades locales han hecho un llamamiento a los testigos para que ofrezcan pistas sobre los autores, garantizándoles el anonimato.

Para el Gobierno conservador, que parecía estar atravesando con relativa tranquilidad este indeseado aniversario, ha sido un duro golpe. El primer ministro, Dominique de Villepin, ha convocado para hoy una reunión sobre la seguridad en los transportes públicos. Por su parte, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, anunció el envió de dos unidades adicionales de policías antidisturbios a Marsella, unos 160 agentes.

Desde la oposición, sin embargo, le llovieron las críticas. El primer secretario del Partido Socialista (PS), François Hollande, ironizó sobre el hecho de que Sarkozy, que pretende ser el candidato en las presidenciales de primavera, es "un ministro a tiempo parcial" que se dedica a denunciar la violencia en lugar de combatirla.

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