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Contra Gonzalo

Si Gonzalo fuera cazador y si en Asturias existieran elefantes salvajes, estoy completamente seguro de que aprovecharía este fin de semana espléndido para irse de batida por la naturaleza atlántica en busca del gran paquidermo macho, como hizo John Huston en el célebre rodaje de La reina de África, dejando plantados a Katharine Hepburn, Bogart, al productor y, sobre todo, al guionista desesperado. No sé lo que pasará por la cabeza de Gonzalo ahora mismo, un par de días antes del rodaje en Oviedo de su personal ajuste de cuentas narrativo contra La Regenta de Clarín y contra La Regenta que él mismo dirigió hace lustros, pero apuesto doble contra sencillo a que lo que menos le preocupa hoy sábado es el plan de rodaje del lunes por la mañana en Oviedo, el emplazamiento de las cámaras, el estado de ánimo de los actores, el rompecabezas del productor y la maldita escaleta del guión. Si anda por Llanes, como sospecho, estará buscando su elefante macho y solitario por la rugiente playa de Toró, los garabatos paleolíticos de las estribaciones de la sierra de Cuera o las cumbres del Sueve, donde sólo hay peludos y enanos caballos salvajes. Gonzalo, como Huston, se prepara para la batalla del rodaje haciendo todo lo contrario de lo que se supone que debe hacer un director, conjurando el estrés del primer día con un estrés mayor. Es cierto que en todos estos años Gonzalo aprendió mucho (especialmente, que la vanguardia va por dentro) y que la mejor manera de hacer lo que a uno le da la gana es fingir hasta el momento decisivo que está cumpliendo órdenes. Él sabe que cuando llegue el maldito lunes, con la peli digerida en la cabeza, su trabajo como director sólo consistirá en luchar contra el guión (que él escribió), contra la técnica (que es Carlos, su hermano), contra la producción (que es el amigo Gona), contra los actores (que él eligió), contra el proyecto (que es idea suya) y, sobre todo, contra esa maquinaria pesada, muy pesada, que es la narración cinematográfica y que Gonzalo, como Huston, está empeñado en demostrar que es o puede ser tan ligera e íntima como la literaria. La vanguardia (nueva definición) es cuando uno lucha a muerte contra sí mismo.

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