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Reportaje:

Saludable naturaleza muerta

El Museo del Prado expone la muestra de bodegones adquirida al empresario Naseiro

La representación de un objeto puede ser tan real que se puede confundir con lo representado. Esta reflexión, que se plantea en la comedia Lo fingido verdadero de Lope de Vega, da título a la exposición que se abre hoy al público en el Museo del Prado y que exhibe por primera vez los bodegones españoles procedentes de la colección Naseiro que han llegado al Prado después de que el Estado aceptara la dación en pago de impuestos del BBVA por valor de 26 millones de euros. La colección consta de 40 bodegones firmados por 19 artistas y fechadas desde 1627 hasta mediados del XIX.

El historiador Javier Portús es el comisario de esta exposición con la que el bodegón recobrará toda la importancia que se le debe. "Durante mucho tiempo, el bodegón no ha existido como género desde el punto de vista historiográfico y ha estado infravalorado por los amantes del arte", explicó ayer Portús durante la presentación de la exposición. "A partir de 1940", prosiguió, "empieza a ser importante para los expertos en pintura española". En esa fecha, el historiador Julio Cavestany realiza un catálogo en el que se recoge y ensalza el contenido de la exposición Floreros y bodegones en la pintura española que se había celebrado cinco años antes. Pero la importancia real del género la recoge el ex director del Prado Alfonso Pérez Sánchez al organizar en el propio museo la exposición Pintura española de bodegones y floreros. De 1.600 a Goya.

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El espacio del objeto

La iniciativa de Pérez Sánchez ha sido seguida durante estos últimos años por museos extranjeros y españoles, y el bodegón ha ido recuperando el lugar que por derecho le correspondía.

Miguel Zugaza, director del Prado, explicó ayer que las ricas colecciones del museo sufrían lagunas que han quedado cubiertas con la llegada de la colección Naseiro. "Las obras que se han incorporado al museo forman un conjunto irrepetible que permite realizar un recorrido completo por la historia de la naturaleza muerta en España desde el siglo XVII al XIX. Gracias a esta compra, el Prado se ha convertido en referencia indiscutible en la materia con la presencia de todos los maestros que han abordado este género desde precursores, como Sánchez Cotán, hasta Goya".

De los 19 artistas que integran esta colección, el Prado carecía de obra de 10. En total, la colección incorporada está formada por siete obras de Thomas Hiepes; cuatro de Pedro de Camprobín y de Juan Fernández El Labrador; tres de Juan de Espinosa y Miguel Parra; dos de Juan van der Hamen, Gabriel de la Corte, José Ferrer, Juan Bautista Romero y Santiago Alabert, y las pinturas de Luis Meléndez, Miguel March, Gabriel Felipe de Ochoa, Bartolomé Montalvo, José Roma, Ignacio Arias, Pedro de Medina, Juan de Arellano y Antonio Ponce.

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