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El presidente colombiano rompe el contacto con la guerrilla tras un atentado

Uribe cancela la negociación para liberar a 55 rehenes secuestrados por las FARC

Un coche bomba que estalló el jueves en la capital colombiana, en un importante complejo militar, borró el acercamiento de los últimos tiempos entre el Gobierno del presidente Álvaro Uribe y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas). El lenguaje conciliador había generado esperanzas de un acuerdo humanitario para lograr la libertad de 55 rehenes políticos en manos de la guerrilla más poderosa del país.

"Hoy el único camino que queda es el rescate militar y policial de los secuestrados", dijo el presidente veinticuatro horas después del atentado -que no dejó muertos- en el lugar de los hechos. Uribe volvió así a su discurso de mano dura, después de cinco meses de 'coqueteos' con la guerrilla, en los que incluso les ofreció una asamblea constituyente.

El presidente revocó la autorización que había dado a los mediadores para buscar un acuerdo humanitario. Y lanzó una petición a los países amigos -Francia, España y Suiza- para que toda la energía que están poniendo en busca de un acuerdo humanitario, lo conviertan en apoyo a la lucha contra el terrorismo.

El coche bomba causó 25 heridos, daños materiales millonarios y, sobre todo, dejó una herida profunda en la moral y el orgullo militar. El complejo castrense atacado está considerado como el 'corazón militar' del país; agrupa la Escuela Superior de Guerra, la Universidad militar, un batallón, y las sedes de inteligencia y contrainteligencia. La camioneta utilizada entró sin problemas en el recinto y fue aparcada en el sitio reservado a los generales. Las cámaras de seguridad registraron la entrada pero no la salida del hombre que la conducía. Para Uribe, no hay duda de que los autores del atentado fueron las FARC. La guerrilla, en su página web, negó su autoría.

Para algunos analistas, el cambio de opinión presidencial fue una reacción exagerada pero no alejada de la personalidad explosiva de Uribe. Otros lo vieron más cómodo regresando a su discurso militarista que lo llevó al poder hace cuatro años y a su reelección. En su discurso dijo que se equivocó al utilizar un "lenguaje moderado que confunde a la ciudadanía, desorienta a la Fuerza Pública y no atrae a los terroristas hacia la paz".

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