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Reportaje:

La salud de los inmigrantes, a debate

El gasto sanitario de los extranjeros es la cuarta parte del de los españoles, según un estudio

Los inmigrantes son, mayoritariamente, personas entre los 25 y los 45 años con buena salud. Por eso pueden emprender un viaje, muchas veces penoso, y trabajar en los empleos más duros. Ésta es la premisa que no se debe olvidar cuando se habla de la salud de los inmigrantes, según un grupo de expertos dirigidos por el especialista en Medicina Tropical del hospital Ramón y Cajal de Madrid, Rogelio López-Vélez. El director general de salud Pública, Manuel Oñorbe, que presentó el trabajo La salud del inmigrante, coincidió con esta apreciación.

Esta situación no quiere decir que no haya que tener en cuenta que la población extranjera representa ya más del 8% de los residentes en España. Donde más se nota su presencia es en la atención primaria, donde pueden ser hasta el 10% de las consultas, dijo López-Vélez.

El momento donde se debe prestar más atención es el de la llegada del extranjero. La inmensa mayoría de enfermedades que pueden portar, como algunas parasitosis, no son transmisibles en España, insistió el médico, quien recalcó que no ha habido un aumento de enfermedades tropicales entre españoles. "Son enfermedades que necesitan de un vector -un mosquito, por ejemplo- o unas condiciones, como la insalubridad del agua, para transmitirlas, y eso aquí no se da", dijo el experto.

La excepción es la tuberculosis -"una enfermedad que ya existía en España"-, pero que cuando es importada de Europa del Este, por ejemplo, puede ser complicada de tratar si el bacilo presenta resistencias.

Otro aspecto que debe vigilarse en el primer momento, y que justifica esa relativa mayor demanda al principio, es el de los niños. Muchos vienen de países donde no hay calendarios vacunales, o, si los hay, son diferentes del español. Entonces se produce un desajuste y los pequeños extranjeros pueden quedar expuestos a enfermedades que las niñas y niños nacidos en España ya no sufren.

Esta situación puede agravarse cuando las familias vuelven a sus países de origen. Cuando un español visita África, por ejemplo, lo normal es que se informe y tome todas las medidas de precaución necesarias para no verse afectado por las enfermedades locales. Pero cuando una familia inmigrante vuelve a su país de visita, "no se le ocurre que sus hijos, que no han estado inmunizados frente a esas enfermedades porque han crecido en España, puedan estar en peligro", señaló López-Vélez.

Con el trabajo, los expertos quieren dar una guía para ayudar a los médicos de atención primaria en su labor. Tiene en cuenta factores culturales, como la manera de llevar a cabo una exploración a una mujer de una religión diferente, y, también tranquilizar y acabar con algunos prejuicios: "Los estudios demuestran que el gasto sanitario per cápita de los inmigrantes es una cuarta parte que el de los españoles, y que lo pagan de sobra con su trabajo e impuestos, directos e indirectos", señaló el médico.

El resto de enfermedades que sufren en mayor proporción, como el sida o algunos trastornos mentales, suelen ser adquiridos en España, fruto de sus condiciones de marginación y hacinamiento.

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