Una ventana al paraíso
Un geólogo halla en isla Mauricio la clave de la extinción del pájaro dodo
En su despacho, situado en medio de pantanos y campos de caña de azúcar, Christian Foo Kune abre una caja fuerte gigantesca y aspira hondo. Delante de él tiene unos antiguos huesos, de un ave ya desaparecida, envueltos en algodón. "Su hallazgo fue por pura casualidad", dice Kune, propietario de la mayor plantación de la costa sureste del Estado insular de Mauricio. El entusiasmo es comprensible, puesto que este descubrimiento nos habla de los restos de un ecosistema y de un ave, el dodo, extinguido hace centenares de años. Es la primera pista de un paraíso y su misterio. Ahora se podrá resolver el gran enigma de la isla Mauricio: ¿cómo desapareció el dodo de la Tierra, el icono de la isla que fue avistado por última vez en 1662?
Seguramente no fueron los holandeses quienes lo exterminaron, sino las ratas y los macacos que les acompañaban cuando llegaron a la isla
Cuando el año pasado el geólogo holandés Kenneth Rijsdijk empezó a cavar en una ciénaga no estaba pensando en el mundo animal. A partir de polen viejo, quería determinar el clima y la vegetación de la todavía virgen isla Mauricio. Fue entonces cuando descubrió los primeros huesos. Empezó a sentir curiosidad y regresó en junio del mismo año, esta vez acompañado de paleontólogos, botánicos y expertos en ADN.
El equipo de investigación había sido contratado para un largo periodo. Pero, al final, la excavación apenas duró tres días. En aquella ocasión, las excavadoras extrajeron montañas de huesos, pero, sobre todo, los investigadores sostenían en las manos centenares de huesos del ave llamada dodo, entre ellos una pata entera y uno de sus picos tan raros. "La ciénaga ha permitido que los huesos se conservaran de la mejor manera", dice Rijsdijk.
El misterio de un viaje
Sin embargo, es improbable que la excavación de Rijsdijk aclare cómo llegaron los antepasados del dodo a la isla Mauricio. Sólo se sabe que su pariente más cercano, de tamaño bastante más pequeño, vive en unas islas del sureste asiático, a miles de kilómetros de distancia. Un antepasado de ambos pájaros debió de sobrevolar el océano hace millones de años y, una vez en la isla Mauricio, país frondoso y abundante en semillas y en fruta, donde probablemente no le molestarían los depredadores, acabó convirtiéndose en el dodo: un pájaro grande e incapaz de volar.
Cuando los holandeses empezaron a poblar la isla, este animal más bien torpe era una presa fácil. Antes de que los nuevos dueños de la isla trajeran cerdos, cabras y gallinas, los marineros hambrientos ya conocían el dodo. Pero no les deleitaba: el que hoy es considerado comúnmente como animal mascota empezó a ser llamado walghvogel, el pájaro nauseabundo.
Seguramente no fueron los holandeses quienes exterminaron el dodo, sino las ratas y los macacos que les acompañaban cuando llegaron a la isla Mauricio. Para éstos, los huevos del pájaro que anidaba en el suelo eran un bocado exquisito fácilmente accesible. Aunque las catástrofes naturales también podrían haber contribuido a extinguirlo, según dan a entender los nuevos descubrimientos.
Rijsdijk y su equipo planean al menos cuatro excavaciones más antes de presentar oficialmente sus hallazgos al público en 2009.
Entonces, a más tardar, el propietario de la plantación, Foo Kune, espera poder abrir el Dodo Conservation Park, donde podría explicarse la historia de este pájaro misterioso.
© Der Spiegel
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