"Una asamblea de pobres no trae riqueza"
El magnate ecuatoriano Álvaro Noboa, (Guayaquil, 1950), dueño de 110 empresas y considerado el hombre más rico del país, asegura que es "un enviado de Dios". Ya ha disputado en dos ocasiones la segunda vuelta de las presidenciales ecuatorianas y aspira a que mañana las urnas le den una tercera oportunidad. Afable y elocuente, convencido de su inminente triunfo y de la eficacia de su plan de Gobierno, Noboa recibió a EL PAÍS en su mansión de Samborondón, ubicada en una zona privilegiada de Guayaquil.
Pregunta. ¿Qué tipo de Gobierno propone?
Respuesta. Queremos que nuestra economía sea más parecida a la de España que a la de Cuba. Por eso, ésta no será sólo una elección entre quién va a ser mejor gobernante, sino una elección entre ideologías, entre el populismo izquierdista, comunista, de Correa, y la libre empresa que yo represento. Nuestro objetivo es convertir a los seis millones de desempleados o semiempleados que hay en Ecuador en personas de clase media. Esto se puede lograr sólo con adecuadas reformas legales, siendo amigables con el inversionista, y no propiciando esa lucha de clases que pretende mi principal adversario.
"Nuestro objetivo es convertir a seis millones de parados en personas de clase media"
"Con estabilidad política y jurídica daremos seguridad a los inversionistas"
P. ¿Cómo piensa infundir confianza a la inversión extranjera?
R. Lo haremos logrando estabilidad política y jurídica. A través de ésta debemos dar a los grandes inversionistas seguridad, con la opción de poder acudir a tribunales internacionales para un arbitraje justo, si así lo escoge bajo contrato. Debemos crear un ambiente amigable, especialmente con países como España, nuestro mayor inversor extranjero.
P. La sensación del ciudadano medio es que su situación no mejora y sigue produciéndose una emigración masiva ¿Cómo puede frenarla?
R. Soy defensor de los ecuatorianos aquí y afuera. Estoy a favor de que legalicen su situación de una manera más ágil en el exterior, y de que tengan acceso a escuelas y medicinas. Creo que el fenómeno de la emigración es la grave consecuencia de un voto errado. Emotivamente, me encantaría que retornaran al país, pero no creo que lo hagan. Es un proceso irreversible. Una vez que el emigrante se ha establecido bien en un lugar, tiende a quedarse allí. Es la historia de los argentinos, los españoles, los canadienses, en otros tiempos. Por eso, quisiera que Ecuador se convierta en una nación tan rica y próspera como España para detener el flujo migratorio. Lo paradójico es que los 2.500 millones de dólares al año que envían los emigrantes a sus familiares en Ecuador, constituyen la segunda remesa más importante del país, después del petróleo.
P. ¿Cómo va a mejorar las condiciones de los que se quedan?
R. Con la reactivación de la economía podremos invertir en salud y educación. Hay 40 hospitales importantes dispersos en el país que pasarían a ser de centros de atención general a centros especializados, para garantizar mejores resultados. En la educación, desarrollaremos un plan que permita al bachiller terminar con una especialidad técnica (mecánica, agricultura, contabilidad...) para que aporten más en el área productiva. Y es que la pobreza no le hace bien ni al pobre, ni al empresario. Cuando el pobre no tiene recursos para consumir, no hay empresa. Por eso, cuando se unen los infortunados para tumbar a los ricos, sólo logran agudizar su escasez. Una asamblea de pobres no trae riqueza. Hay que abolir ese mito del rico malo y del pobre bueno.
P. ¿Es partidario del firmar el Tratado de Libre Comercio con EE UU?
R. Creo necesaria la firma del tratado, pero también creo que hay muchas cosas que se deben mejorar. Es necesario hacer valer los derechos de los agricultores nacionales, y yo los voy a defender para que no sufran el perjuicio del desplazamiento. Hay que darles 10 años de prórroga para tratar de alcanzar el mismo nivel de producción y calidad de EE UU.
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