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La nueva danza japonesa domina el Festival de Canarias

La 11ª edición de Masdanza, el Festival Internacional y Certamen Coreográfico de Canarias, concluyó ayer tras una frenética semana de actividades donde se pudo coger el pulso a la creación coreográfica de última generación y sus tendencias, además del notable interés del evento por los más jóvenes, desde la danza callejera a la motivación en los más pequeños.

La llegada hasta el auditorio de Maspalomas de varias compañías y solistas de Japón corroboró la buena salud de esta especialidad en Asia y su pujanza; tanto en los programas competitivos de solos como en el desarrollo de coreografías de grupo más complejas, se hizo evidente la capacidad nipona para construir estructuras coreúticas novedosas, apoyándose en exquisitos conceptos de vestuario, música e iluminación.

También destacaron y fueron galardonados la checa Dora Hostová, que obtuvo el premio al intérprete más destacado, y la española Roser López, radicada en Holanda y que se alzó con el primer galardón en solitario a partir de su trabajo titulado The lizard's skin. Volviendo a los japoneses, el cuarteto de Tokio Noise Act impuso sin lugar a dudas su destacado refinamiento y rabiosa modernidad. Otro solo japonés, Gecko Dance, obra de Riuzo Fukuhara, donde recicla la herencia butoh y despliega una plástica expresividad conceptual. La otra pieza española destacada y premiada fue Delicias de la civilización, de la bilbaína Leire Ituarte, que exploraba sobre un cuadro plástico inspirado en los movimientos mecánicos de los maniquíes las múltiples crisis de la sociedad contemporánea, con una ironía que incluyó hasta una foto gigante de Sigmund Freud.

De la calle a la escena

La integración de los elementos de la danza callejera que son ya una realidad coreográfica reglada y en desarrollo tuvo su momento bajo la dirección artística de Natalia Medina con el grupo TAG, que, vestidos por los diseñadores canarios Trastornados y con la música original de Borja Ramos & Kautuksi, mostró una interrelación bien resuelta entre el efímero juego del baile callejero y cómo desarrollarlo en espacios de libertad, búsqueda alternativa al consumo puro y duro que se construye como verdadera aventura estética.

Masdanza, un evento que año tras año gana en peso y prestigio además de una creciente internacionalización, sirvió de escaparate a la rigurosa preparación que hoy podemos encontrar en los artistas dedicados a la danza contemporánea, y al mismo tiempo dejó filtrar los puntos críticos en cuanto al aparato creativo se refiere. La influencia de la cultura clubbing, el potente ritmo que marca la electrónica y un creciente gusto por la gestualidad pulsada y hasta espasmódica muy presente en los trabajos individuales y en solitario pueden ser considerados características, si no comunes, por lo menos muy presentes en el quehacer coreográfico de hoy.

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