Evo Morales culpa de los incidentes mineros a una "conspiración"

Huanuni velaba ayer a sus muertos, víctimas de los enfrentamientos entre trabajadores que se disputan una rica mina de estaño, mientras el presidente boliviano, Evo Morales, al dar posesión a su nuevo ministro de Minas, Guillermo Dalence, tras la destitución del anterior, culpó de los incidentes "a una conspiración interna y externa contra la democracia y mi Gobierno". La cifra de 21 muertos que dio el viernes el defensor del pueblo, Waldo Albarracín, fue rebajada ayer oficialmente a 16.

Albarracín fue uno de los primeros en llegar al lugar de los enfrentamientos, Huanuni, donde se ubica el cerro Posokoni, a 230 kilómetros de La Paz, para intentar mediar en el conflicto. Éste se inició el jueves entre trabajadores de la empresa estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y unos 4.000 mineros autónomos, conocidos como "depredadores", que quieren una mayor participación en el rico yacimiento de estaño. Se estima que el Posokoni tiene reservas de más de un millón de toneladas del mineral, cuyo precio se ha disparado en los últimos meses, y del que Bolivia es uno de los principales productores.

El Defensor del Pueblo boliviano, junto a representantes de derechos humanos y de la iglesia católica y autoridades del Gobierno, lograron que las partes en conflicto accedieran a suspender el hostigamiento mutuo, mientras que la policía tomó control del cerro minero. Las negociaciones comenzarán el lunes.

El presidente Morales, criticado por la gestión del conflicto, lamentó que algunos de sus colaboradores hayan pretendido aprovecharse de la situación. "Por eso decidí cambiar a nuestras autoridades para que puedan servir mejor, reconociendo que en el tema de la minería no cumplimos con el pueblo boliviano". Morales destituyó al ministro de Minería, el cooperativista Walter Villarroel, y lo relevó por el ex dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), Guillermo Dalence.

"En Bolivia hay una conspiración interna y externa contra la democracia y mi Gobierno", dijo Morales tras dos días de silencio absoluto. Mientras, los dirigentes de los dos bandos amenazaron ayer con no enterrar a sus muertos mientras el Ejecutivo no se comprometa a atender a las víctimas y a sus huérfanos.