Gyurcsany gana el voto de confianza en el Parlamento de Hungría
El primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany, obtuvo ayer cómodamente el voto de confianza de la mayoría parlamentaria socialista-liberal, aunque las 80.000 personas que se concentraron frente al edificio pidiendo su dimisión demuestran que no ha recuperado el apoyo en la calle. Gyurcsany, que se disculpó en la Cámara por haber mentido sobre la situación de la economía, se mantiene firme tanto en su cargo como en su programa de austeridad para reducir el mayor déficit fiscal de la UE, del 10,1% del PIB, que le ha granjeado una gran impopularidad.
El primer ministro socialista pidió el voto de confianza tras el batacazo en las elecciones locales del pasado domingo, en las que la coalición de Gobierno recibió el 37,73% de los votos, frente al 52,62% del principal partido de la oposición, el conservador Fidesz. El resultado de ayer no es ninguna sorpresa, pues el multimillonario de 45 años ya se había asegurado el respaldo de su partido y el de su socio, el pequeño partido liberal, que suman 210 diputados en una Cámara de 386. Gyurcsany obtuvo 207 votos a favor y 165 en contra, y faltaron 14 parlamentarios, en el primer voto de confianza que se plantea en 16 años de democracia.
Gyurcsany comenzó su intervención con una disculpa por las mentiras que han desatado los mayores disturbios en el país desde el fallido levantamiento contra los soviéticos en 1956. "Evitamos enfrentarnos a la realidad, carecimos del coraje y tratamos de evitar las respuestas más honestas, más simples. Si hay algo por lo que tenemos que disculparnos, es por eso. Me disculpo", dijo. Pero también instó a la Cámara a "no sucumbir a las amenazas y el chantaje callejero organizado por la oposición".
Fuerzas a la oposición
Las manifestaciones, que en su primera semana reunieron a unas 10.000 personas cada día frente al Parlamento, en Budapest, se iniciaron el pasado 17 de septiembre, tras filtrarse una grabación en la que Gyurcsany reconocía haber mentido "mañana, tarde y noche" para ganar la reelección en abril.
Las protestas, instrumentalizadas por extremistas de derecha para cobrar protagonismo, parecían haber perdido gas antes de las elecciones locales, pero el fuerte voto de castigo recibido por la coalición de Gobierno ha dado nuevas fuerzas al presidente de Fidesz, Víktor Orban, que había planteado los comicios como un plebiscito. El conservador convocó la manifestación de ayer tras vencer su ultimátum para que Gyurcsany dimitiera. Unas 80.000 personas se acercaron a la plaza del Parlamento, donde se instaló un gran escenario y actuaron músicos locales, en la mayor concentración contra el primer ministro en 20 días de protesta.
Orban ha anunciado, según la agencia local MTI, movilizaciones todos los días, que llegarán como mínimo hasta el día 23, cuando se conmemora el 50º aniversario del levantamiento contra la URSS. A la protesta se unió ayer la principal asociación de granjeros, Magosz, que bloqueó parcialmente varias carreteras en todo el país con tractores y maquinaria agrícola.
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