Preguntas sin respuestas en Tinduf
El Alto Comisionado dedica casi una quinta parte del informe a los campamentos de refugiados de Tinduf sobre los que hasta la fecha no existía ninguna valoración independiente.
Los funcionarios de la ONU dejan traslucir cierta perplejidad y reconocen, por ejemplo, que no han sido "capaces de determinar hasta qué punto los refugiados pueden ejercer su derecho a la libertad de asociación". Durante su estancia allí no recibieron ninguna denuncia.
"Aunque la Constitución [de la República saharaui fundada por el Polisario] estipula que el derecho a la libertad de expresión está garantizado, la delegación observó que sólo escuchó una opinión sobre el futuro del Sáhara Occidental", aquella que reclama el derecho a la autodeterminación.
Ni siquiera sobre el más controvertido punto, el de la libertad de movimiento de los refugiados, que según algunos testimonios necesitan un permiso para ir de un campamento a otro, consiguió la ONU sacar alguna conclusión. "La delegación no está en condiciones de obtener pruebas que confirmen las alegaciones sobre las restricciones de movimientos", afirma el informe.
Este corresponsal vio en una ocasión cómo un puñado de saharauis hacían cola ante una ventanilla para obtener una autorización policial para viajar fuera del campamento. Unos guardias armados exigían el permiso a la salida del campamento.
La delegación de la ONU discrepó de las autoridades saharauis porque éstas sostuvieron que era competencia suya, y de nadie más, la observancia de los derechos humanos en los campamentos mientras que el Alto Comisionado señaló que esta responsabilidad incumbe a Argelia, el país anfitrión en cuyo desierto están instalados los refugiados.
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