Salvador y el otro
Muy oportuno el artículo El otro muerto, de Marcos Ordóñez, del pasado domingo partiendo de la película Salvador y haciendo memoria sobre aquel policía presente y ausente, Francisco Anguas, muerto en el tiroteo en el portal. La película es un homenaje a Salvador Puig Antich pero no cae en el maniqueísmo y representa a los policías con matices. En cierto modo, el personaje del guardia de prisiones que encarna tan extraordinariamente Leonardo Sbaraglia encarna los matices y la humanidad que Marcos Ordóñez atribuye en su artículo al policía muerto. La película abarca todos los matices de lo humano, desde el derroche generoso de un joven que vive contra la vida hasta los policías de la tristemente recordada Brigada Político Social o el verdugo. Todos de la misma madera humana.
Y desde luego, si queremos tener un día una memoria completa de lo que fueron aquellos años de agonía del régimen y de pacto de las libertades, y si queremos saber quiénes somos realmente alguien debería hacer un día la película que integre también la historia de ese policía de "la Social" muerto. Se quiera o no se quiera, ese policía tiene una historia, y esa historia también es nuestra.
Pero el artículo de Marcos Ordóñez sobre todo es oportuno porque nos llama la atención sobre una película emocionante e imprescindible. Es interesante la selección de las tres películas escogidas como finalistas para presentar al Oscar, Volver, Alatriste y Salvador, tres miradas distintas hacia el pasado. Pero creo que la mirada que nos ofrece la imprescindible Salvador es la más necesaria porque nos obliga a recordar o a conocer lo que fuimos cuando fuimos mejores y nos recuerda lo esencial, la alegría de vivir libres.
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