El embajador de EE UU afirma que a Castro le ha llegado "la hora"
"Todos tenemos que encontrarnos algún día con nuestro creador; y ya es la hora de que Fidel Castro se encuentre con el suyo". Con estas palabras, precedidas de un "no deseo nada malo a nadie pero...", el embajador de Estados Unidos en España, Eduardo Aguirre, se refirió ayer a las perspectivas de futuro que le augura al presidente cubano. Aguirre argumentó así que la desaparición física de Fidel Castro es la vía para que la democracia pueda instalarse en Cuba.
El embajador norteamericano, de origen cubano, participaba en un coloquio en el Círculo Ecuestre de Barcelona, centenaria institución que reúne a la élite conservadora catalana, y se refirió al delicado estado físico de Castro con palabras con una visión optimista para los intereses de su país. "La salud de Castro nos lleva al umbral de que haya un cambio positivo", aseguró Aguirre, quien también tuvo una respuesta a qué pasará el día siguiente de la muerte de Castro: "¿Qué hacemos cuando Fidel se muera? Pues hay que enterrarlo; es imprescindible que lo podamos pasar al otro lado y dar a los cubanos no una sucesión de dictaduras o totalitarismos, sino una transición hacia la democracia", señaló.
España, buen interlocutor
El embajador eludió referirse a las relaciones que el líder cubano ha mantenido con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en los últimos años. Pero Aguirre sí habló de la política exterior del Ejecutivo para referirse a Venezuela, aunque sus palabras en este punto fueron mucho más moderadas. El embajador evitó criticar las relaciones políticas y comerciales de España con el Gobierno venezolano de Hugo Chávez, motivo de serias preocupaciones en Washington. Sin embargo, recurrió a la metáfora para explicitar que no todo va como debería ir. "Las relaciones entre España y Estados Unidos son como una autopista de 22 carriles, de los que tres o cuatro están bloqueados por temas como este. Pero en la autopista hay tráfico y se puede circular", añadió.
Aguirre, que recordó que el presidente George W. Bush le envió a España con el encargo explícito de mejorar las relaciones bilaterales "mirando adelante y no atrás", apoyó la labor hecha hasta la fecha en este sentido con el Ejecutivo de Zapatero. "España puede ser un buen interlocutor", certificó.
Así, evitó polemizar sobre cuestiones que se le plantearon durante el debate y que son especialmente espinosas para el Gobierno español. Como experto en cuestiones de extranjería -Aguirre dirigió la Oficina de Inmigración de Estados Unidos durante tres años-, el embajador calificó de "cuestiones de carácter" los últimos episodios que han enfrentado al Gobierno español con el de Senegal por el control de sus fronteras. Con todo, recordó que en Estados Unidos la inmigración irregular es un asunto de difícil solución al existir "entre 12 y 15 millones" de extranjeros en situación ilegal.
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