Jarmusch critica la falta de audacia de los cineastas de hoy por miedo al fracaso
Jim Jarmusch (Ohio, Estados Unidos, 1953), autor de Extraños en el paraíso y Flores rotas, encarna a un tipo de realizador en peligro de extinción. Lleva más de dos décadas en el negocio del cine y ha conseguido mantener incólume su independencia creativa. Produce, cueste lo que cueste, sus películas, y se queda con todos sus derechos. Por eso se siente "decepcionado" con la nueva generación de directores. "No quiero generalizar. Pero veo que los jóvenes cineastas tienen un miedo atroz al fracaso y no se arriesgan", dijo ayer en San Sebastián. "Están demasiado preocupados por encontrar a un público y complacer a la gente que les deja el dinero", continuó. "Y lo que hay que hacer es experimentar para encontrar tu propia forma de expresar algo en el cine".
Jarmusch, director ecléctico muy influenciado por la música y la movida cultural neoyorquina de los años setenta, lleva años en esa tarea. Sabe de lo que habla cuando dice: "Los creadores deben tener el control de las películas para que el dinero no se apodere del género. Eso es lo importante, aunque se trate de una película de gran envergadura producida, por ejemplo, por Clint Eastwood". Se trata de que no ocurra lo que, a su juicio, ha pasado con el propio concepto de cine independiente. "Se ha corrompido. Los estudios lo han hecho suyo para hablar de películas más íntimas. Tampoco me gusta hablar de cine de autor, porque un filme es obra de mucha gente".
El realizador, amigo de músicos como Tom Waits y directores como el finlandés Aki Kaurismäki, no participa este año con ninguna película en el Festival de Cine de San Sebastián. Pero su compañera sentimental, la cineasta Sara Driver, es miembro del jurado y la acompaña. Ayer se olvidó por unas horas de vinos blancos -es alérgico al tinto-, delicias gastronómicas y paseos al borde del mar para atender a la prensa y hacer estas y otras reflexiones sobre el momento cinematográfico actual. ¿Hay algún trabajo reciente que le interese? La respuesta no fue rotunda, pero sí significativa. "No estoy muy puesto. Últimamente sólo veo películas antiguas", confesó. "Ésa es otra cosa que me preocupa. Algunos jóvenes realizadores me sorprenden por su ignorancia en la historia del cine. Hay tantas cosas bonitas que descubrir...".
Jarmusch acaba de terminar un guión -"la música tiene gran protagonismo"-, que quizá llegue a estrenar en algún festival. "Creo ridícula la competición cuando se trata de formas de expresión. Mi corazón y mi alma no conectan con ella", reconoció. "Pero estar, por ejemplo, en Cannes, ayuda a que una película se vea, y eso me permite hacer la siguiente. Me permite seguir siendo lo que soy".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.