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Zapatero arremete contra Mas por sus pactos con la "nueva extrema derecha"

El presidente arropa a Montilla y promete cumplir su compromiso presupuestario con Cataluña

Miquel Noguer

En la que fue la primera aparición de José Luis Rodríguez Zapatero en la precampaña electoral catalana, el presidente del Gobierno intentó dejar claro ayer que, pese a la creciente sintonía de su partido con Convergència i Unió en el Congreso, los nacionalistas han sido, son y serán sus rivales en Cataluña. Y no habrá contemplaciones. Así, Zapatero arremetió contra el candidato nacionalista, Artur Mas, a quien definió como un político "de marketing", falto de un programa social y con ganas de repetir sus pactos con "la nueva extrema derecha" que a su juicio representa el Partido Popular. Zapatero también se comprometió a cumplir sus compromisos presupuestarios con Cataluña.

La amenaza de lluvia no impidió que varios miles de personas, 15.000 según el PSC, participaran en el primer gran baño de masas que protagonizan juntos el candidato José Montilla y el presidente Zapatero. Ni las encuestas, que presentan al PSC a cuatro puntos de CiU en intención de voto, ni la polémica sustitución de Pasqual Maragall por José Montilla al frente del cartel electoral socialista, lograron deslucir una fiesta que los socialistas catalanes planificaron como el primer gran acto de movilización de su electorado con vistas a las elecciones de noviembre.

Y Zapatero fue el encargado de caldearlo. Para hacerlo, el presidente echó mano de un vocabulario inusualmente duro en él. Todo para marcar distancias con un Artur Mas que periódicamente, desde su publicitado acuerdo estatutario de enero, le lanza mensajes de apoyo con el objetivo de ningunear a los socialistas catalanes y muy concretamente a José Montilla y al presidente Maragall.

El jefe del Ejecutivo central aseguró que Mas es un político "de marketing" que comparte objetivos políticos con el PP y que, por lo tanto, no es creíble su compromiso de no pactar con el partido de Mariano Rajoy si de ello depende su acceso a la presidencia de la Generalitat. "Puede decir CiU lo que quiera, pero tendremos que ver qué hará después de todo el tiempo que estuvo con el PP", dijo Zapatero, quien presentó a Montilla como la "vacuna contra esa nueva extrema derecha y la derecha".

Aeropuerto y presupuestos

Además, llamó la atención sobre el hecho de que la "nueva extrema derecha haya atacado sin descanso y con todas sus armas a Montilla" y, sin embargo, "no ataque al principal rival de Montilla", en referencia a Artur Mas.

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A esta cerrada defensa del candidato del PSC, y en plena polémica por las relaciones comerciales del diputado y ex consejero de CiU Antoni Fernández Teixidó con uno de los jefes de la mafia rusa, Zapatero añadió que Montilla es un político que actúa "desinteresadamente".

En su parlamento, Montilla recogió el guante lanzado por Zapatero y trató de extender la pátina de honestidad a todos los miembros de su candidatura. En nombre de éstos, se comprometió a que los diputados del PSC "no se dedicarán a hacer otras labores" que no sean las propias de un diputado. "Se dedicarán a la tarea para la que han sido elegidos", recalcó.

Los tres oradores que intervinieron en la fiesta mitin, Montilla, Maragall y Zapatero, alternaron los ataques a CiU, las advertencias del involucionismo que en su opinión se apoderaría de Cataluña si ganaran los nacionalistas y promesas electorales.

En este sentido, Zapatero garantizó que la Generalitat tendrá un "papel determinante" en el consorcio que gestionará el aeropuerto de El Prat, aunque no especificó en qué condiciones. En cualquier caso, aseguró: "Ponerse de acuerdo con Montilla como presidente será muy fácil".

El presidente también afirmó que esta semana Cataluña verá como el Gobierno cumple el compromiso estatutario de invertir en Cataluña el 18,85% del total de las inversiones del Estado en infraestructuras. Montilla concretó que la cifra global de inversión del Estado en Cataluña para 2007 será superior a la de los cuatro primeros años de Gobierno de José María Aznar con el apoyo de CiU. Sin avanzar cifras, Zapatero y Montilla aseguraron que los catalanes verán esta misma semana "otra promesa cumplida".

En política social, Montilla lanzó ayer una de las promesas que más dinero le pueden costar al Gobierno en los próximos años: 50.000 pisos de protección oficial en una legislatura, la mitad de ellos de alquiler. Además, anunció ayudas para la reforma de 16.000 viviendas para prevenir la guetización de los barrios catalanes.

También, cumpliendo con las exigencias de Maragall a sus compañeros de partido, Zapatero y Montilla alabaron la labor de los tres años del Gobierno catalanista y de izquierdas. Destacaron sobre todo el buen estado de las finanzas públicas después de tres años de política de saneamiento. Y aquí, Montilla lanzó su último compromiso de la jornada: "No dejaré las cuentas de los catalanes de mala manera como hicieron Jordi Pujol y Artur Mas".

El futuro de Maragall

Aunque no se cansa de decir que actuará como presidente de la Generalitat "hasta el último minuto del último día de la legislatura", los colaboradores de Pasqual Maragall aseguran que éste tiene planificado el día siguiente desde hace ya bastante tiempo. Y el sábado por la noche, en una entrevista en el programa Senyores i senyors, de Televisión Española, dio una buena muestra de ello.

Maragall explicó que ya ha ido a visitar el que será su despacho desde el momento en que abandone la plaza de Sant Jaume ya en calidad de ex presidente. "Está en el paseo de Gràcia, muy cerca del que ocupa Jordi Pujol", dijo un Maragall divertido que también esbozó, o al menos insinuó, otro cambio que está planeando. Éste con mucho más calado político: su posible renuncia como presidente del PSC.

Entre insinuaciones y sonrisas, Maragall adelantó que a partir de ahora tendrá que "ir pensando" en abandonar el cargo de máxima representación institucional en el seno del partido, una decisión que, aseguró, depende de él. Maragall rechazó precisar el momento en el que piensa abandonar este cargo ni si ello tiene una relación directa con su relevo al frente del cartel electoral de los socialistas catalanes.

En este escenario que apunta hacia una retirada, ayer asistió a la Fiesta de la Rosa del Baix Llobregat, en la que redujo a la mínima expresión su contacto directo con el público. El presidente llegó con cerca de 45 minutos de retraso respecto a la hora anunciada y cuando José Luis Rodríguez Zapatero ya se encontraba en la explanada de la Pineda de Gavà. El presidente de la Generalitat se fotografió con José Montilla y con Zapatero, escuchó el parlamento del primero y se dirigió al público para ensalzar la figura de Montilla y pedirle que confíe más en sus posibilidades.

Todo en un breve discurso en el que Maragall aprovechó para disculparse antes de marcharse disparado hacia Barcelona. "Es que mis nietos me están esperando para ir a ver los castells de la Mercè", dijo antes de dejar vacía su silla y a Zapatero haciendo uso de la palabra en el escenario.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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