La princesa mexicana reina en España
Julieta Venegas presenta su disco 'Limón y sal'
Que esta compositora y cantante ha alcanzado un estadio superior en su carrera lo prueba la extracción social y estética de los asistentes a su concierto. Gente guapa y algún que otro famoso, pero sin agobiar. Pudo verse al presentador de televisión Micky Nadal o a la bellísima actriz Kyra Miró entre una enorme nube de asistentes que no pararon de corear las canciones de la mexicana de principio a fin.
Limón y sal se llama el último disco de la cantante y esa imagen se proyecta sobre la visión de las relaciones sentimentales que posee la cantante. Visión capaz de cristalizar en un disco feliz y lleno de amor ilusionante, de ese que pertenece a las primeras fases del enamoramiento, como rezumaba su anterior y exitoso álbum Sí. Pero también dueño del reverso tenebroso del desencuentro, el cansancio o la decepción acerca de la persona amada -o, mejor dicho, ex amada- que parece revestir la mayor parte de las canciones de su último disco. La tesis y la antitesis; o sea, la vida misma y sin finales felices, como la propia Julieta se encarga de recordar en su tema Canciones de amor.
Ataviada con una luminosa falda amarilla apareció Julieta, rodeada por un grupo de músicos que saben interpretar su tempo y su emoción interpretativa a la perfección. Especialmente importante se hace la presencia de la teclista y cantante Cecilia Bastida, quien dobla las voces de Julieta y deja hermosos detalles dibujados con las teclas. Empezó fuerte la cantante con Eres para mí y el suave reggae se adueñó de un escenario en el que una enorme pantalla redonda ofrecía proyecciones con ese puntito vanguardista que siempre tiene la imaginería mexicana.
Guitarra y acordeón
Julieta habría de cambiar la guitarra por el acordeón, con el que se mostró más que experimentada en la ejecución de No seré y Lento, por cierto uno de los temas más aclamados de la noche. A esa hora la mayor parte de las gargantas femeninas se unían a la de Julieta en sus versos de amor a velocidad de crucero. El repertorio fue un suave devenir de melodías en los que los ritmos mexicanos y de rock suave hacían a los asistentes mover los pies sin ponerse a dar botes. La cantante supo concentrar en la actuación lo mejor de sus repertorio, acudiendo incluso a los clásicos de su álbum de estreno Aquí, como fue el caso del tema De mis pasos.
También salió a relucir la conciencia antiimperialista de la cantante, con imágenes inequívocamente referidas al vecino del norte, en el tema Jaula de oro. El final de la actuación sobrevino, como no podía ser de otro modo, a los acordes de Me voy, himno de las separaciones por desajuste sentimental que fue recibido con el aplauso generalizado. Este siguió lo suficiente como para que Julieta volviera a salir, esta vez para revisar en clave de cumbia el clásico de Los Rodriguez, Sin documentos, y finalizar con otra de las píldoras románticas que adornan su cancionero: Andar conmigo. Para aquel entonces la princesa venida de Méjico ya había entronizado su figura en el reino de España. El Descubrimiento, pero al revés...
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