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Rusia presiona a la petrolera Shell para que acepte a Gazprom como socio

La UE y Japón reclaman seguridad jurídica tras el veto al proyecto energético Sakhalin II

Rusia está presionando a la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch/Shell para lograr que Gazprom, controlada por el Estado, obtenga una cuarta parte de las acciones del proyecto gasista y petrolero Sajalin II, en el que también participan las compañías japonesas Mitsui y Mitsubishi y en el que se han invertido ya 15.745 millones de euros. La Fiscalía General rusa ha retirado los permisos medioambientales para desarrollar el proyecto. Japón advirtió al Gobierno ruso de que el veto podría dañar las relaciones bilaterales y la UE exigió reglas "claras e inequívocas".

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Las compañías estatales entran en juego

Sakhalin II es el principal proyecto energético privado del mundo, con inversiones de unos 20.000 millones de dólares (unos 15.700 millones de euros) La petrolera Shell tiene el 55% de las acciones mientras que las japonesas Mitsui y Mitsubishi se reparten el resto (25% y 20% respectivamente). El monopolio de gas ruso Gazprom está en negociaciones con Shell para comprarle el 25% de las acciones.

La medida de la Fiscalía general rusa de retirar los permisos medioambientales todavía debe ser aprobada por la Agencia de Control Técnico. Si lo hace, Sakhalin Energy, el consorcio formado por Shell y las dos empresas niponas, piensa apelar ante los tribunales. "Estamos seguros de que la conclusión ecológica está en concordancia con las leyes rusas y que hasta la fecha ha sido la base para la exitosa realización del proyecto", se dice en una declaración divulgada por el consorcio.

La medida rusa pone en duda la segunda etapa del proyecto. Ésta incluye los yacimientos de Piltun-Astoj y Lunski, con reservas de 150 millones de toneladas de petróleo y 500.000 millones de metros cúbicos de gas, la construcción de gasoductos y oleoductos desde el norte al sur de la isla de Sajalín, la construcción de una planta de licuefacción de gas (9,6 millones de toneladas anuales) y una terminal portuaria de petróleo.

Sakhalin Energy confía en poder resolver el problema con las autoridades rusas y "mantener así la confianza de los clientes internacionales en Japón, Corea y América del Norte" con los cuales ya se han firmado contratos para abastecerles de gas en 2008.

Quejas planteadas

La orden de la fiscalía rusa se basa en las quejas planteadas por la Agencia de Supervisión de la Naturaleza a fines del mes pasado. Oleg Mitvol, vicedirector de esta agencia, asegura que decenas de hectáreas de bosques han sido destruidos y que muchísimos peces han muerto durante los trabajos, especialmente por el tendido del óleo gasoducto.

Pero el mismo Mitvol ha dicho que nadie pone en duda la licencia de explotación del consorcio ni nadie ha pedido revocarla. Sin embargo, para cumplir con las nuevas exigencias planteadas a las compañías extranjeras y obtener otra aprobación ecológica se necesitaría cerca de un año, opinan los expertos.

La mayoría de los analistas creen que la sangre no llegará al río y que las autoridades rusas llegarán a un acuerdo con Shell. El problema básico consiste en que Gazprom había llegado en 2005 a un acuerdo con Shell para comprarle el 25% de Sakhalin Energy a cambio de venderle un paquete de un yacimiento suyo de gas en el Ártico. Pero ese acuerdo se firmó cuando los costos de Sakhalin II habían sido evaluados en 10.000 millones de dólares; sin embargo, hace pocos días Shell anunció que el costo se había disparado al doble. Gazprom, naturalmente, se indignó de que no le hubiesen informado de la subida antes de firmar el acuerdo.

Ante la presión de la fiscalía, informa Gloria Torrijos, Japón advirtió a Rusia de que no cancele el proyecto Sakhalin IIporque de lo contrario, podría dañar las relaciones bilaterales. "Al Gobierno japonés le preocupa que cualquier demora en los grandes proyectos de cooperación entre Rusia y Japón, como el simbólico Sakhalin II, pueda tener consecuencias negativas en general en los lazos bilaterales de ambos países", afirmó el ministro portavoz del Gobierno, Shinzo Abe.Las firmas japonesas asociadas con Shell han invertido cerca de 4.700 millones de dólares (3.706 millones de euros) en el plan y Mitsui planeaba invertir otros 1.340 millones de euros en los próximos dos años.

Dependencia

Japón, que importa más del 99% del crudo y del gas que consume, confía en Sakhalin II para satisfacer el 8% de las necesidades que en 2008 tendrá su economía, la segunda del mundo y la primera de Asia.

Por su parte, el comisario de Energía, Andris Piebalgs, exigió también una respuesta clara a Rusia para que la petrolera Royal Dutch/Shell pueda continuar sus inversiones en el proyecto energético Sakhalin II. Piebalgs, informa Andreu Missé, señaló que las inversiones en proyectos energéticos son muy costosas por lo que es necesario conocer previamente las condiciones de las inversiones que, por otra parte, debían ser "claras, inequívocas y predecibles".

El comisario europeo reconoció que cada país "tiene el legítimo derecho y también la obligación, de asegurar que las extracciones de gas y petróleo se desarrollen según los más altos niveles medioambientales". Pero insistió en que las normas se deben conocer de antemano.

La UE persigue un acuerdo con Rusia que vaya más allá del estricto marco comercial. La cuestión energética es capital para la UE, cuyas importaciones de gas y petróleo proceden en más de un 25% de Rusia. A pesar de las declaraciones corteses, Moscú se resiste a ratificar la Carta de Energía, y especialmente el protocolo de tránsito, lo que impide clarificar los derechos de los inversores y de los usuarios de los oleoductos y gaseoductos.

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