Fox y López Obrador eluden la confrontación en la fiesta nacional
El cambio de ciudad en el acto presidencial rebaja la tensión en el Zócalo de México
La celebración del tradicional Grito de Independencia en México comenzó ayer sin incidentes después de que el presidente Vicente Fox y su máximo rival, Andrés Manuel López Obrador, renunciaran a ser los protagonistas del acto en el Zócalo de la capital mexicana. Se evitó el temido enfrentamiento al no coincidir en la céntrica plaza los seguidores del gobernante conservador y los del líder izquierdista, lo que contribuyó a rebajar la tensión política.
Fox trasladó la ceremonia del último Grito de su mandato a Dolores Hidalgo (en el Estado de Guanajuato), cuna de la independencia, donde apenas hubo invitados destacados, y López Obrador renunció a dar un "Grito alterno", como era su pretensión.
Algunas emisoras de radio se apresuraron a difundir encuestas de urgencia sobre la decisión de Fox de no acudir al Zócalo de la capital. Hay opiniones para todos los gustos, desde quienes consideran que el presidente no cayó en "la provocación" de López Obrador y actuó con responsabilidad, a quienes estiman que Fox "se bajó los pantalones". En el Congreso, diputados del oficialista Partido Acción Nacional (PAN) y del hoy opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) calificaron de prudente la decisión y rechazaron que pudiera considerarse un síntoma de debilidad.
En las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierda, reinaba la euforia y el sentimiento de que se había "ganado la plaza". López Obrador aprovechó para cantar victoria ante sus seguidores al manifestar: "Estamos muy contentos, porque el traidor a la democracia no va a estar el día de mañana. ¡Que se vaya con su hipocresía a otra parte! No lo queremos aquí".
Finalmente, en el Zócalo, el Grito no se efectuó desde el balcón del Palacio Nacional, como marca la tradición, sino desde el edificio del antiguo Palacio del Ayuntamiento por parte del jefe de Gobierno (alcalde-gobernador) del Distrito Federal, el perredista Alejandro Encinas. El presidente de la República estuvo representado en el acto por el secretario (ministro) de Gobernación, Carlos Abascal. Fue este ministro quien había anunciado previamente que Vicente Fox trasladaba la ceremonia del Grito de Independencia a Dolores Hidalgo, siguiendo la recomendación del Senado de que considerara dar el Grito en su Estado natal (Guanajuato).
Actos de provocación
El coordinador del oficialista Partido de Acción Nacional (PAN), Santiago Creel, apoyó el cambio de sede en aras de la convivencia nacional y evitar "un desencuentro no deseado que puede afectar a nuestras tradiciones republicanas". Según señalaron fuentes de la Presidencia de la República, la decisión de suspender la ceremonia de Fox en el Zócalo se tomó ante la presencia de numerosos seguidores de López Obrador en la zona. Los mensajes transmitidos desde la presidencia fueron confusos, ya que hasta el último momento Rubén Aguilar, portavoz del presidente, mantuvo que Fox daría el Grito en el Zócalo de la capital. Posteriormente, cuando el Gobierno ya había anunciado el traslado a la ciudad de Dolores Hidalgo, Aguilar declaró que el Ejecutivo tenía información sólida, proveniente de los servicios de inteligencia, que indicaba que grupos radicales de la coalición Por el Bien de Todos, de López Obrador, pretendían llevar a cabo actos de provocación y de violencia y con ello poner en peligro la seguridad de los asistentes al acto, incluida la del presidente. Más tarde, Aguilar puntualizó que no acusaba a la coalición de López Obrador sino a grupos radicales a los que no identificó, que pretendían "reventar" el Grito de Independencia. Ricardo Ruiz, secretario de Gobierno del Distrito Federal, rechazó de manera contundente las declaraciones del portavoz presidencial.
El fin de 47 días de 'plantón'
"Estoy seguro que fue una decisión acertada, que si no hubiésemos tomado esa decisión, nos hubiesen ignorado por completo", dijo Andrés Manuel López Obrador, a sus seguidores al anunciar el levantamiento de los campamentos instalados en el centro de la Ciudad de México durante 47 días.
El plantón provocó un aluvión de críticas al líder del PRD, por el caos que ha provocado en la ciudad, y específicamente en el ya de por sí conflictivo tráfico.
Pese al malestar causado por el "plantón", López Obrador defiende su estrategia de resistencia civil contra el "fraude" de las elecciones presidenciales del 2 de julio que dieron la victoria al conservador Felipe Calderón. "Si no hubiésemos tomado esa decisión", insistió López Obrador, "nada más existiría la República de la fantasía, la República de la televisión y este asunto tan fundamental que tiene que ver con la democracia, que tiene que ver con la justicia y que tiene que ver con un robo que nos han hecho de la Presidencia de la República, no se hubiese ventilado en nuestro país".
Más allá de las críticas que ha cosechado con su estrategia de lucha en la calle, López Obrador le ha ganado la partida ya en dos ocasiones a su más encarnizado adversario político, el presidente Vicente Fox.
Hace dos semanas, los diputados y senadores del PRD impidieron al mandatario la entrada en el palacio legislativo de San Lázaro, donde debía rendir su último informe de gobierno.
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