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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pasaban por aquí

El reconocimiento de que "sí se podría haber utilizado" el territorio español, "no para la comisión de delitos en él, sino como escala para la comisión de delitos en el territorio de otros países" por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ante el Parlamento Europeo significa un paso más en el conocimiento de los siniestros vuelos secretos en los que la CIA trasladó a sospechosos de terrorismo a cárceles también secretas. La existencia de estos centros de detención es actualmente toda una certeza, desde que George Bush la reconoció abierta y ufanamente la pasada semana. Aunque negó que se les torturara y habló de métodos de interrogatorios "algo rudos", el presidente estadounidense aseguró que estas cárceles de localización desconocida y todavía en funcionamiento han servido para salvar vidas inocentes y evitado nuevos ataques.

El reconocimiento de estas prácticas por Bush requiere una "reflexión y adoptar una posición" por parte de los Veinticinco, tal como reclamó Moratinos, pues

ha cambiado los parámetros de la investigación de la Eurocámara. Para el jefe de la diplomacia española y primero de los ministros europeos que comparece ante ese foro, no hay constancia, al menos bajo el actual Gobierno, de que se hubiera cometido en suelo español ninguna violación de la legalidad.

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El ministro rebajó de 128 (cifra adelantada por el informe provisional de la comisión especial europarlamentaria) a 66 los vuelos "supuestamente de la CIA" que hicieron escala en España. Admitió que tres de ellos pudieron resultar sospechosos, e incluso, en dos casos, aceptó que pudieran implicar la comisión de algún delito de "persecución universal" en el territorio de otro Estado. Estos tres itinerarios hablan por sí solos: Guantánamo, Tenerife, Constanza, Bucarest, Casablanca, Rabat, Washington; Argel, Palma de Mallorca, Skopje, Bagdad, Kabul, Timisoara; y Guantánamo, Misurata en Libia, Palma, Washington.

El Parlamento Europeo debe investigar a fondo sobre esos centros de internamiento. Si alguno está o estaba en territorio de la UE, el país en cuestión debe ser sancionado. Y sería un factor a tener en cuenta ante la ampliación si, como se sospecha, se trata de Rumania, un país aspirante al ingreso en la Unión. Europa ya ha rebajado demasiado sus exigencias de respeto a los derechos humanos a sus miembros o aspirantes. Por acción u omisión, además, ha habido una extendida complicidad con Washington en lo ocurrido. Como observó ayer Moratinos, la "mayor victoria de los terroristas consiste en provocar que sean sacrificados los principios democráticos". Y eso es lo que ha pasado. Es lamentable que las autoridades españolas no hubieran estado más alerta para evitar su contribución pasiva al horror, aunque sólo fuera por la autorización y la falta de control sobre meras escalas técnicas de vuelos.

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