Vicente Fox traslada la ceremonia del Día de la Independencia fuera de la capital
El presidente de México evita la confrontación con los seguidores de López Obrador
El presidente de México, Vicente Fox, ha trasladado la celebración del Grito de Independencia, prevista para esta noche en el Zócalo de Ciudad de México, a su ciudad natal de Dolores Hidalgo, en el Estado de Guanajuato. El objetivo de esta decisión, según informó el ministro del Interior, Carlos Abascal, es evitar enfrentamientos con los seguidores del izquierdista Manuel López Obrador, perdedor de las elecciones presidenciales del 2 de julio. Los seguidores de López Obrador celebrarán su particular Grito de Independencia en el Zócalo, la plaza más céntrica de la capital.
El Grito de Independencia celebra la revuelta que se inició el 16 de septiembre de 1810 en la ciudad de Dolores Hidalgo (Estado de Guanajuato) y concluyó con la independencia del país en 1821.
Los seguidores de López Obrador han comenzado a retirar los campamentos que instalaron hace 45 días en el Paseo de la Reforma para permitir el desfile militar anual del sábado, pero siguen ocupando el Zócalo.
El presidente mexicano, Vicente Fox, ya se vio obligado el pasado 1 de septiembre a leer su último informe al Congreso por televisión desde su residencia oficial, después de que los diputados de López Obrador invadieran la tribuna de oradores.
Después de conmemorar el Grito de Independencia en el Zócalo, los seguidores de López Obrador celebrarán una Convención Nacional Democrática (CND) donde se va a decidir el carácter de "resistencia civil" de las próximas semanas hasta la investidura de Calderón, prevista para el 1 de diciembre.
Un giro en la estrategia
La estrategia de confrontación de los seguidores del líder izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador, líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha dado un giro hacia la lucha institucional y el diálogo. Los dirigentes de los partidos que integran la coalición electoral Por el Bien de Todos, que apoyó a López Obrador, anunciaron ayer la creación de un Frente Amplio Progresista, con el objetivo de impulsar en el Parlamento el cambio social, político y económico que defendió López Obrador durante la campaña.
Dicho frente nace con la voluntad de "aprovechar la oportunidad histórica" de una representación de la izquierda en el Congreso sin precedentes gracias a los 14,6 millones de votos. López Obrador no estaba entre los dirigentes que presentaron el Frente Amplio Progresista, que participará en los procesos electorales y buscará alianzas con otras fuerzas políticas y sociales.
Formalmente, se describe como una vía paralela a la resistencia civil en la calle, que López Obrador ha encabezado en los últimos dos meses contra el presidente electo, Felipe Calderón, a quien niega toda legitimidad por considerarle "un usurpador".
Sus patrocinadores subrayaron que el Frente Amplio siempre estará en acción común con la lucha de la Convención Nacional Democrática, que López Obrador ha convocado para mañana en la plaza del Zócalo de la ciudad de México, en la que pretende constituir una especie de gobierno paralelo, de carácter itinerante, y que según los indicios, estará presidido por él mismo.
Manuel Camacho Solís, uno de los políticos más próximos a López Obrador, explicó en una entrevista a EL PAÍS que "la estrategia de fortalecer el polo progresista en el interior del movimiento de apoyo a López Obrador para convertirlo en un frente parlamentario permanente, con el que se pueda negociar, ha sido el gran tema de debate entre los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD)". "La derecha ha constituido un polo. La izquierda no puede reducir su lucha a la calle", añadió.
Camacho, procedente de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), consideró que el Gobierno de Vicente Fox y el Partido de Acción Nacional (PAN), vencedor de las elecciones, no deben obsesionarse en lograr la legitimación por parte de López Obrador -"nunca se sentará con Calderón"- y apuntó que la solución "es un acuerdo histórico, y el lugar para lograrlo es el Congreso".
Para ello "hay que fortalecer el polo parlamentario progresista con todas las fuerzas de la coalición Por el Bien de Todos y dando entrada a otras fuerzas. Tanto a la oposición como al Gobierno les conviene la reforma, aunque en ambos extremos hay radicales que no la quieren".
Camacho abogó por "un pacto de la Moncloa en México, que permita cambiar las instituciones del régimen". Si no hay acuerdo "habrá un endurecimiento del acoso al Gobierno y grandes posibilidades de que esto termine con represión y violencia". En su opinión, "un pacto de la Moncloa permitiría consolidar la democracia en México. El polo progresista tiene que abrir diálogo con empresarios, televisión, intelectuales, clases medias y otros sectores sociales".
El derecho a disentir
"Con esta carta lo que hago es defender el derecho a disentir, a pensar diferente", escribe el fundador y líder moral del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, en respuesta a la escritora Elena Poniatowska, y que ayer publicó el diario Milenio.
El texto de Cárdenas es la respuesta a unas declaraciones de Poniatowska, en las que afirmó que no habría duda del triunfo de López Obrador en las pasadas elecciones si el subcomandante Marcos, la ex candidata presidencial del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, Patricia Mercado, y Cárdenas le hubieran dado su apoyo, que no dieron por envidia.
Cárdenas asegura que sus "desacuerdos o desencuentros" con López Obrador "no son de carácter personal", sino relativos "a las formas de hacer y entender la política". El hijo del legendario general Lázaro Cárdenas critica "la intolerancia y satanización", y "la actitud dogmática que priva en el entorno" de López Obrador hacia quienes "cuestionamos sus decisiones" después de las elecciones del 2 de julio.
Advierte en otro pasaje que es "un craso error" no reconocer al presidente electo, Felipe Calderón, y mantener una estrategia de campamentos callejeros y protestas.
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