Tempestad política en Francia por la elección de un aliado de Chirac como fiscal de París
El presidente francés, Jacques Chirac, aún no ha logrado librarse de todos los sumarios sobre los casos de corrupción descubiertos en el Ayuntamiento de París mientras fue alcalde entre 1977 y 1995. Su acceso a la jefatura del Estado, en 1995, le permitió ampararse en la inmunidad penal del cargo. Esta condición desaparecerá cuando, más que probablemente abandone el Elíseo la próxima primavera.
El Gobierno de Dominique de Villepin nombró ayer para el decisivo puesto de Procurador general de París (el equivalente al fiscal general) a Laurent Le Mesle, que fue asesor jurídico de Chirac en el consistorio parisiense y que hasta la fecha era el número dos del Ministerio de Justicia. El puesto es uno de los más importantes de la Fiscalía. Depende del Ministerio de Justicia, supervisa los asuntos delicados y decide en cuestiones de política penal. La elección ha levantado una tempestad política.
Desde este cargo, Le Mesle podría garantizar la tranquilidad del presidente una vez pierda la inmunidad. La oposición y la magistratura habían criticado duramente la sola posibilidad de este nombramiento. Aunque el Ejecutivo disponía de plazo hasta el 3 de octubre, no ha querido esperar.
Precisamente esta semana, en el Tribunal Correccional de París ha comenzado el juicio contra 15 políticos o antiguos funcionarios municipales acusados de fraude electoral en uno de los distritos de la capital en 1988, en un momento en el que la continuidad de Chirac en cabeza del Consistorio era problemática. El simple hecho de que la instrucción del caso haya tardado 17 años en llegar al juicio, levanta de por sí sospechas. Según la acusación, los responsables del distrito tercero de París a cuya cabeza estaba Jacques Dominati inscribieron a 327 simpatizantes chiraquistas que residían en otros lugares en el censo del distrito. Dominati renovó su cargo de alcalde de distrito por sólo 20 votos de diferencia con el candidato de izquierda.
Chirac no está imputado en este caso, aunque la acusación pretendió llamarle como testigo, lo que fue rechazado por el tribunal. Pero el presidente francés sí que está imputado en otros casos de aquellos años en los que la alcaldía de París se convirtió en el reducto de la derecha conservadora en un país sobre el que François Mitterrand había establecido una hegemonía de la izquierda.
Varios empresarios amigos de Chirac fueron condenados en junio por el escándalo del desvío de fondos destinados a viviendas sociales para financiar el partido de Chirac. De todos estos casos, destaca el que acabó con la condena del ex primer ministro Alain Juppé por malversación de caudales públicos, en el que Chirac sigue imputado. Juppé ha cumplido su pena, y ahora puede llegarle el turno al ex alcalde de París.
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