El Papa proclama en Alemania que el cristianismo creó Europa
Benedicto XVI ve diferencias entre el Dios cristiano y el de la 'yihad'
El papa Benedicto XVI hizo ayer una vehemente defensa de la esencia cristiana de Europa en la Universidad de Ratisbona, en Baviera, en lo que parece una nueva ofensiva para lograr que la Constitución europea incluya una mención a estas raíces cristianas. El pontífice partió, en este acto de su visita a Alemania, de la afirmación de que el cristianismo, fruto de la convergencia de la fe bíblica y la filosofía griega, creó Europa.
Lejos de ser irracional, el Dios cristiano se nos define como "logos" -palabra, razón-, mientras el del Islam, que recurrió a la yihad para extenderse por el planeta, es un Dios absolutamente trascendente, que no está atado por ninguna de nuestras categorías, ni siquiera la racionalidad, argumentó el Papa.
El encuentro con el mundo académico en la Universidad de Ratisbona (una ciudad medieval situada a unos 120 kilómetros al norte de Múnich), figuraba en el programa del Papa, entre la misa matinal y la ceremonia ecuménica de la tarde, casi como una visita de cortesía al claustro del que formó parte, entre 1969 y 1977, antes de ser nombrado arzobispo de Múnich. Pero Joseph Ratzinger tenía sus propios planes, y decidió poner toda el énfasis en el asador precisamente en el discurso ante la audiencia académica, que mira con suspicacia el hecho religioso. El propósito de su discurso no era debatir sobre la existencia de Dios, sino afirmar que la interrogación sobre Dios debe hacerse también a través de la razón. Que Dios y razón no se oponen sino que son prácticamente una misma cosa. Al menos el Dios del cristianismo, la religión del Viejo Continente por historia, cultura y mentalidad, vino a decir el Pontífice.
Ratzinger no entró en las aguas pantanosas de la crítica al islam violento con sus propias palabras. Se valió del debate mantenido en torno al año 1391, entre el emperador Manuel II Paleólogo y un desconocido erudito persa, que ha sido editado por el profesor Theodore Khoury. Los argumentos de Manuel II, muy críticos con la yihad, o guerra santa, que admite la violencia -"algo incompatible con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma"- le permitieron subrayar que el Dios cristiano es el Dios del "logos" que repudia la violencia por irracional, mientras el Dios del islam, absolutamente trascendente, tal y como lo definen los propios eruditos musulmanes, no se atiende a nuestros conceptos, ni siquiera a nuestra racionalidad.
No fue la única mención a las diferencias entre cristianismo e islam. Durante la misa que celebró por la mañana en un prado a las afueras de Ratisbona, Benedicto XVI ya había marcado distancias entre ambas religiones. "Hoy, que hemos aprendido a reconocer las patologías y las enfermedades mortales asociadas a la religión y a la razón, y las formas en que la imagen de Dios puede ser destruida por el odio y el fanatismo, es importante declarar con claridad que el Dios en el que creemos tiene un rostro humano", dijo. Alrededor de 200.000 personas le escucharon con atención.
Por la tarde, ante la comunidad académica de la ciudad donde vivió más a fondo su vocación profesoral, Ratzinger defendió también la cualidad racional del cristianismo, fruto de la helenización sufrida en Europa. Aunque sus orígenes y su desarrollo son orientales, "el cristianismo tomó su carácter históricamente decisivo en Europa", dijo el Papa. De forma que esta religión, en la que convergen "la fe bíblica y la filosofía griega, creó Europa".
La historia cristiana está llena de ejemplos dramáticos de violencia, en los que el "logos" quedó bastante malparado. Baste recordar el largo reino de la Inquisición. Ratzinger reconoció que la Iglesia ha vivido momentos oscuros en la alta Edad Media, efectivamente, cuando se desarrollaron corrientes teológicas contrarias a la línea intelectual de san Agustín o santo Tomás de Aquino, pero no pasó de la teoría a los ejemplos prácticos.
Ratzinger, que ya criticó el domingo la "sordera" del mundo moderno a la voz de Dios, volvió a la carga ayer, al analizar la actitud de la ciencia, de la razón positivista moderna. A partir de sus criterios, "sólo las certezas que se obtienen interponiendo elementos matemáticos y empíricos pueden considerarse científicas". Por lo tanto el método excluye la cuestión de Dios.
Diálogo de culturas
Como hiciera en la homilía de la misa del pasado domingo en Múnich, Benedicto XVI citó ayer como el principal obstáculo en el diálogo de culturas y religiones, la obsesión del mundo occidental con la razón positivista y las formas de filosofía que se basan en ella.
"Las culturas profundamente religiosas del mundo", dijo en la Universidad de Ratisbona, "ven esta exclusión de lo divino de la universalidad de la razón como un ataque a sus convicciones más profundas. Una razón que está sorda a lo divino y que relega la religión al reino de las subculturas es incapaz de abordar el diálogo entre las culturas".
El único modo de superar este obstáculo es que fe y razón caminen juntas de nuevo y que la teología ocupe el sitio que le pertenece. Para Ratzinger, el diálogo entre religiones y culturas debe hacerse sobre ese gran "logos de Dios".
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