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Reportaje:

El pulso por el poder municipal

El número de alcaldesas se ha quintuplicado en dos décadas, pero sólo representa el 14,6%

"Las mujeres tenemos muchísimas dificultades en la mayoría de los partidos políticos para encabezar las listas a las alcaldías, porque los hombres no quieren ceder el poder. Y no hay diferencia en las formaciones que se autodenominan progresistas. La situación es muy parecida en todas. Las resistencias siguen ahí, por mucho que cara al público se diga que todos somos iguales y debemos tener las mismas oportunidades", afirma Miren Dobaran, alcaldesa de la localidad vizcaína de Berango por el PNV y miembro de la comisión ejecutiva de la Asociación de Municipios Vascos-Eudel.

A ocho meses de las próximas elecciones municipales, los datos avalan sus palabras. Las mujeres suman algo más de la mitad de la población de Euskadi. Sin embargo, la paridad está aún muy lejos de alcanzarse en sus ayuntamientos. En 1983, sólo el 2,6% de las alcaldías vascas estaba ocupada por mujeres, según el Ministerio de Administraciones Públicas. En 2003, esa cifra pasó al 14,6%, según Eudel. Es decir, que aunque el número de alcaldesas se ha quintuplicado en dos décadas, aún está lejos de reflejar la realidad demográfica y social de la comunidad autónoma.

Lo mismo ocurre con el número de mujeres ediles, aunque en este caso los porcentajes son mayores. Han pasado de representar el 8% en 1983 al 28% veinte años después, por lo que se han multiplicado por 3,5.

"No se puede decir que esto ocurre porque las mujeres no tienen preparación. Contamos con las generaciones de mujeres mejor preparadas y, aún así, las desigualdades laborales son enormes en general", comenta la alcaldesa de Berango, para añadir que "los currículos de los hombres que se presentan a las elecciones municipales son a veces un horror".

Dobaran accedió a la alcaldía de Berango, donde viven 6.000 personas, en 1999. Se convirtió en la primera alcaldesa de la localidad. Lo hizo con mayoría absoluta y tras ejercer cuatro años como concejal. Trabajaba como técnica en la Administración local y pidió una excedencia. "Tenía 29 años y sé que tanto gente de la calle como de mi propio partido pensó: 'esta pobre no va a durar ni un telediario'. No comprendían que para mi era un reto. Tenía un montón de ideas, dinero y un municipio en crecimiento. No se hubiesen hecho planteamiento alguno si hubiese sido un hombre", relata.

Junto a las resistencias que todavía existen entre los políticos a "repartir el pastel" con sus compañeras, las mujeres que acceden al puesto de alcaldesa o concejal topan con otra dificultad, sobre todo en los municipios pequeños, donde buena parte de los cargos no está liberada. "Todo está organizado desde el punto de vista de los hombres", indica la máxima mandataria de Berango. Se refiere, por ejemplo, a los horarios de las reuniones y los plenos, que tienden a convocarse por la tarde, "a partir de las siete o las ocho", lo que en ocasiones frena a las féminas a la hora de animarse o no a participar en la actividad política.

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Dobaran sostiene que las mujeres todavía soportan "la mayor parte del peso" de las responsabilidades domésticas. "Sólo te falta ir a esas horas, que son las que ponen los hombres, a las reuniones", se queja. Por eso, ella, flanqueada por dos tenientes de alcalde también mujeres, ha tratado de modificar esta tendencia y procura celebrar las reuniones por la mañana.

"Cuando llegué al Ayuntamiento comprobé lo mucho que alargan los hombres las reuniones. No van al grano. No sé si es que no quieren ir a casa o qué", comenta. Eso sí, en alguna reunión vespertina ha oído aquello de "para las nueve hay que acabar, porque hay fútbol".

Dobaran, casada y con una hija, no se presentará a la reelección el próximo mes de mayo. "Ha terminado mi ciclo. En ocho años da tiempo suficiente para hacer los proyectos que habíamos prometido", explica. En cualquier caso, tiene un deseo claro: "Espero que sea otra mujer la que lidere la alcaldía. Hemos abierto un camino en la forma de hacer política y por ese camino hay que seguir". Ella volverá a su antiguo empleo: "Me parecerá un descanso, porque la alcaldía requiere las 24 horas".

Las nuevas leyes

La directora de Emakunde, Izaskun Moyua, espera que la ley estatal de Igualdad, ahora en fase de enmiendas, suponga "un importante avance" y favorezca "la existencia de una representación más equilibrada de mujeres y hombres en los puestos de toma de decisiones en el ámbito local". "Es muy importante que se garantice la participación igualitaria de las mujeres en este ámbito tan cercano a la ciudadanía", subraya. La futura norma establece que la representación de un sexo no podrá ser inferior al 40% ni superior al 60% en las listas electorales por tramos de ocho puestos.

Moyua destaca que la futura ley estatal se encuentra en Euskadi con "un terreno abonado en lo que a participación sociopolítica se refiere". La ley vasca de Igualdad, aprobada en febrero del pasado año, obliga a diseñar listas paritarias para los comicios autonómicos y forales. Ya se aplicó en las elecciones al Parlamento vasco de 2005. El método elegido es también por tramos:por cada seis nombres, tres deben ser hombres y otros tantos mujeres. "Ya se ha logrado el equilibrio en la cámara legislativa", recuerda la directora de Emakunde.

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