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ESTILO DE VIDA (NIÑOS)

Manual para padres

Cada edad, una necesidad. Cada etapa, un reto. Porque volver a clase no es sólo un momento fundamental para los hijos. Los expertos dan las claves y consejos para una educación de éxito

Silvia Blanco

La primera separación

De 3 a 6 años. Ayudar al niño a familiarizarse con el nuevo entorno y estimular sus capacidades desde casa son las claves en la fase inicial de la escolarización.

Para afrontar sin trauma la primera etapa escolar, con muchas horas fuera de casa y teniendo que compartir la atención del profesor con otros niños, los expertos recomiendan estas pautas:

E Enseñarle al niño el colegio adonde va a ir antes de que empiece el curso. Así se familiarizará con las aulas, los profesores, el campo de deportes… "Como los adultos, los niños temen lo desconocido. Si los llevamos un rato por allí, se evita la sensación de abandono y se refuerza la idea de que el centro educativo es un lugar divertido", explica Bernabé Tierno, pedagogo y psicólogo infantil, autor de La educación inteligente (Temas de Hoy, 2002).

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E Evitar acompañarlo durante los primeros momentos dentro de la escuela, en ese primer día "trágico" para muchos padres, que sienten "culpa o soledad del nido vacío", asegura Jesús Ramírez, coordinador de psicología educativa del Colegio de Psicólogos de Madrid. "De ese modo sólo conseguimos que no se aclimate a su nueva situación y que se aplace y prolongue ese paso".

E Concertar un encuentro informal con el profesor a principios de curso y acudir a las reuniones periódicas que se marquen, con el fin de establecer la colaboración necesaria entre familia y profesorado. Tierno indica: "Hay que ir al centro con una actitud constructiva e interesarse por lo que hace el niño para que no se dé el fracaso".

En los primeros años conviene estimular el sentido del ritmo y los hábitos de limpieza y alimentación. En casa sería interesante:

Jugar con ellos a modelar con plastilina, recortar con tijeras de punta roma, pintar con colores.

Leerles cuentos o historias, incluso desde el primer año de vida, para favorecer su aprendizaje verbal. Más tarde, leer con ellos para que, por último, lo hagan ellos mismos.

Inculcarles que el desayuno es una comida importante. Lo saludable, según Ramírez, es que a esa edad tomaran "como mínimo, una rebanada de pan con aceite de oliva, un zumo o fruta, y leche. Hay que enseñar a comer".

Lloros contagiosos

"Un primer día de clase en primero de infantil es un guirigay continuo en el que se contagian los llantos de unos niños a otros, donde encuentras a los más avezados sentaditos en un rincón, con un juguete que se han traído de casa y a punto de llorar pero sin hacerlo, hasta que te acercas a ellos", retrata Jesús Ramírez, coordinador de psicología educativa del Colegio de Psicólogos de Madrid. A los tres años, muchos niños ya han acudido a guarderías, pero, aun así, este primer día es costoso, también para los padres: "No sé para quiénes es más dura esta separación", comenta Lola Abelló, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA).

El arte de la negociación

Es bueno enseñarlo temprano. "Es la época de que empiecen a resolver y mediar en sus conflictos. Si lucha por un juguete con un amigo, hay que obligarle a alcanzar acuerdos y que le ofrezca alternativas. Eduquemos en la responsabilidad y la autonomía", aconsejan los profesores de la Confederación de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza (Stes).

Aprender a aprender

De 9 a 12 años. Las nuevas tecnologías entran en escena. La clave para sacarles buen partido es limitarlas y enseñarles a hacer un uso responsable y sensato de ellas.

La lectura en un grado más avanzado, pero también el teléfono móvil, Internet o los videojuegos van a entrar a formar parte de la vida de los niños, que empiezan a tener un amigo predilecto, a compararse con los otros, a interesarse por las marcas de moda y a querer manejar algo de dinero. Los expertos coinciden en que la clave es poner límites al uso de nuevas tecnologías que, en sí, constituyen una herramienta más para enriquecer esta época de aprendizaje:

E La gran ventana global. "Internet es indispensable para estudiar, hace leer y es importante para su círculo social", opina Josep Maria Elías. Si bien la Red puede ser una valiosa herramienta de conocimiento, es necesario limitar su uso a esta edad. Vázquez aconseja acordar el tiempo que pasan conectados. A partir de los 12 años y hasta los 24 se intensifica el uso de chats y de Messenger, un sistema de conversación simultánea en tiempo real que emplea el 62% de los chavales de esas edades. "Hay que protegerlos de pedófilos, de contenidos violentos y de pornografía machista y de ínfima calidad". Para ello sugiere que los padres empleen filtros físicos que impidan el acceso a determinadas páginas, que fomenten el espíritu crítico de los niños (también hacia la televisión o los videojuegos), además de procurar que no pasen horas "chateando con la puerta cerrada". Portales útiles en Internet son www.protegeles.com y www.portaldelmenor.es.

Televisión y videojuegos. Victoria Camps, presidenta del Consejo Audiovisual de Cataluña, afirma que los niños pasan más tiempo delante de la televisión que en la escuela. "Es responsabilidad de los padres administrar el tiempo y los contenidos que ven sus hijos", dice, "a lo que ayuda el horario protegido y la obligación de señalizar para qué edad está recomendado cada programa". El consejo ha difundido entre los colegios catalanes un decálogo de recomendaciones para ver la tele en familia, en el que se apela a la necesidad de contagiarles una visión crítica de la televisión y la publicidad, de compaginar la televisión con los juegos, el deporte y otras actividades. Para Vázquez, es importante "no dejarlos solos ante la tele. Hay que fomentar la experiencia común de los medios, comentando situaciones y, si no se les permite ver un programa, explicarles por qué. No prohibir por prohibir. La alfabetización mediática debe estar coordinada con la escuela, para incitar a la reflexión sobre los contenidos". En cuanto a los videojuegos, el código PEGI (en www.adese.es hay una guía para padres) indica la edad y los contenidos de cada uno.

¿Dinero? "No por ser hijo ha de tener una paga semanal. ¿Dónde está escrito eso?", se pregunta Elías, quien sugiere "darles una cantidad en función de la demanda y de para qué lo necesitan". Los padres cuentan que, en esta etapa, "empiezan a medirse con los otros, a ser más consumistas, a plantearse si éste tiene algo de tal marca y él no". "Aquí viene la picaresca de nuestros hijos: 'Es que a fulanito le dan X euros a la semana, y tú a mí, mucho menos'", ejemplifica Jesús Ramírez, para quien esto "no es más que una milonga inventada para sacar tajada y, de hecho, la sacan". Lo conveniente es, según el psicólogo, "que aprendan a administrar tiempo y dinero, que entiendan que lo suyo es lo que les hemos dado, y punto".

'Bullying': una amenaza temprana

Los casos de acoso entre iguales aparecen desde primaria. De hecho, son mucho más frecuentes a partir de los ocho o nueve años, aunque varían los métodos de maltrato: "En edades tempranas se trata de agresiones físicas. Más tarde, es mucho más sofisticado y se recurre a la ridiculización social", explica José María Avilés, orientador y doctor en Psicología experto en 'bullying', y autor del libro 'Bullying, el maltrato entre iguales' (Amarú, 2006). Los expertos coinciden en el carácter complejo y social, no sólo escolar, del 'bullying', por lo que requiere "una solución en red. No hay profesor milagroso ni padres perfectos que puedan abordarlo por sí mismos", comenta Josep Maria Elías. El primer paso consiste en la detección del problema. Para que se pueda hablar de 'bullying' deben confluir estos tres requisitos como mínimo, según Avilés:

01 Desequilibrio de poder. El niño no puede defenderse y nadie da la cara por él.

02 El maltrato es repetido en el tiempo. No se trata de agresiones esporádicas.

03 Intencionalidad. El agresor busca y planifica hacer daño a la víctima.

El niño puede ser víctima, agresor o testigo del acoso. En cada caso, el papel de los padres ha de coordinarse con el del resto de actores:

01 Si nuestro hijo es la víctima

Indagar, preguntar. La comunicación requiere tiempo, "y muchos niños pasan demasiado tiempo solos". Muchas víctimas no cuentan lo que les ocurre "porque cuando lo hacen ya no controlan la situación. Deben saber que los padres no harán nada sin su consentimiento, que no tomarán la justicia por su mano y que tienen su apoyo", dice Avilés.

Dirigirse al centro educativo con actitud cooperante y constructiva. "Antes de exigir, hay que brindar ayuda y expresar la preocupación, pero sin emplear un tono acusatorio", sugiere el experto. El profesor dedica tiempo a las familias en tutorías, comprueba conductas y analiza el nivel de gravedad. "Sin ese entendimiento y trabajo en común, muchos casos se terminan judicializando y el problema no se resuelve".

02 Si nuestro hijo acosa

No confundir el amor hacia los hijos con la bondad o maldad de sus actos. "Muchos padres muestran una falta de independencia emocional y se ponen del lado de sus hijos, en vez de apoyar al más débil. Hay que dejarles claro [a los niños] que nos opondremos radicalmente a cualquier conducta de abuso", comenta Avilés, quien añade un dato incluido en la investigación para su libro: el 55% de los agresores aseguraban que nadie reprendía su conducta.

Pedirle que se ponga en el lugar de la víctima. Hacer que se pregunte "¿cómo me sentiría si me sucediese?", proponen los profesores.

Premiar la conducta acertada, que el niño sienta que también tiene cualidades y valores, y que es capaz de ayudar a otros. "Suelen ser niños con problemas de autoestima", apunta Elías.

03 Si el niño es testigo

Incentivar su sentido moral. Enseñarle a defender las causas por las que "vale la pena jugarse el tipo. Es una cuestión de civismo, de sentido crítico y denuncia, pero los niños lo desarrollan cuando va acompañado del ejemplo de padres, sociedad y escuela, al actuar colectivamente contra los malos tratos", sintetiza Avilés.

El teléfono confidencial y gratuito de ayuda al menor de la Fundación Anar (900 20 20 10) cuenta también con una línea de atención a adultos para consultas sobre niños y adolescentes en riesgo, también respecto al 'bullying'.

Confianza y libertad

En la adolescencia cobran importancia los amigos y otras personas a las que se otorga un gran valor afectivo. Hay que interesarse por el grupo y saber con quién van nuestros hijos. También darles confianza y márgenes de libertad. "Están inmersos en un proceso de individuación. Su oficio es rebelarse y distanciarse", concluye Josep Maria Elías, presidente del Colegio de Pedagogos de Cataluña.

De profesión, transgresor

De 13 a 16 años. La revolución hormonal, sexual y psicológica está aquí. Una época compleja en la que hay que saber dialogar y manejar la autoridad con diplomacia.

Padres e hijos desconcertados, profesores desafiados, contradicciones, comunicación difícil, incomprensión… La revolución hormonal, sexual, psicológica y física de la adolescencia la convierte en una época compleja en la que los padres redefinen su relación con unos hijos en busca de autonomía y de descubrimientos. En este proceso, los expertos coinciden en una pauta: los padres no son amigos de sus hijos. Son padres. "Ir de colega sólo confunde al adolescente", sintetiza Elías. Las claves para afrontar tan delicada etapa son:

Estar ahí, pero en segundo plano. "Todo lo que antes era sugerencia, ahora es exigencia, y cualquier cosa les resulta una injerencia en su vida privada", diagnostica Ramírez. Los amigos son ahora mucho más influyentes que los padres, y es posible "que no nos enteremos de los problemas que les acucian; sencillamente, porque no nos lo van a contar. En los casos más graves (drogas, trastornos alimenticios, acoso escolar…) van a ocultarnos información", prosigue el psicólogo. "Lo importante es que sepan que estamos ahí. A veces, los padres nos hemos de apartar discretamente del protagonismo para dar paso a alguien que tiene otro valor afectivo: amigos, hermanos, abuelos. Hay que mover los hilos para no irritar más la situación, si ésta es difícil, algo que se agudiza si no somos coherentes", dice Elías.

Razones frente a broncas. "Los padres no sabemos dónde ubicarnos, perdemos peso específico a favor de los de su edad y debemos manejar nuestra autoridad con diplomacia", propone Lola Abelló. "No hay que emplear un tono inquisitivo y amenazador. ¿Cómo van a querer hablar con nosotros si cada vez que abrimos la boca les abroncamos?", plantea Elías, quien advierte sobre el riesgo de la tiranía: "Si antes la ha habido, ahora pueden empezar una escalada simétrica y elevar el grado de tirantez".

Ayuda indispensable. "Es cuando más nos necesitan. Quieren intimidad y autonomía, pero también tienen muchas contradicciones, frustraciones…", cuenta Lola Abelló. La mejor ayuda es, según la presidenta de CEAPA, "poner límites claros". Para Ramírez, es necesario "decirles 'no' cuando corresponda, reprobarles cuando se salten las normas y cumplir las medidas de sanción impuestas en cuanto a horarios de llegada, rendimiento escolar o el uso de tecnologías como el Messenger".

Drogas. La ceguera de los padres respecto al consumo de tóxicos de sus hijos es un clásico: "Siempre pensamos que los nuestros no hacen ni toman nada. Sin embargo, lo importante no es tanto que prueben (ojalá que no) como que sean capaces de decir 'no' en un momento dado. El espíritu crítico que les hemos inculcado antes funcionará ahora", explica Elías.

¿Hay que comprarle un móvil o no?

"El teléfono móvil es para un uso determinado y, desde luego, no para la escuela. Los mensajes son una continua distracción, aliada del fracaso escolar. Si se compra para llevarlo fuera, hay que controlar el uso", comenta Josep Maria Elías, presidente del Colegio de Pedagogos de Cataluña. Para Bernabé Tierno, "hay que llegar a pactos y ser dialogantes. En primer lugar, hay que demostrar al hijo que nosotros mismos sabemos usar el móvil, y no nos pasamos horas con él. Se le puede decir: 'Lo tendrás, pero si administras el gasto', con un límite en el saldo, por ejemplo". La cuestión no es baladí: Manuel Ángel Vázquez, presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía, comenta que en esa comunidad "la mayoría de preadolescentes y adolescentes tiene móvil, y desarrollan una fuerte dependencia hacia él, hasta el punto de preferir hablar por el móvil antes que cara a cara con sus amigos".

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Sobre la firma

Silvia Blanco
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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