Corazones más viejos y peor tratados
Los cardiólogos se preparan para un fuerte incremento de la patología coronaria en ancianos
La edad es el principal factor de riesgo cardiovascular. Por tanto, el envejecimiento de la población va a cambiar la epidemiología de las patologías cardiovasculares: habrá más afectados y el tratamiento que precisarán será más complejo. Pero además de pacientes más ancianos, los cardiólogos habrán de lidiar con corazones peor tratados, pues los estilos de vida poco saludables golpean especialmente el corazón y las arterias. Evitar una saturación de los servicios sanitarios y garantizar una atención adecuada a estos enfermos de más edad es una de las principales preocupaciones de los cardiólogos, según se ha puesto de manifiesto en el Congreso Mundial de Cardiología que se celebra en Barcelona estos días.
Un estudio revela que los ancianos españoles tienen tantos infartos como los de Finlandia
La atención de los pacientes ancianos exigirá equipos multidisciplinarios
"Los sistemas de salud deben adecuarse a las nuevas necesidades en la misma medida que la población envejece", destacó el cardiólogo Valentí Fuster, presidente de la Federación Mundial del Corazón (WHF). El 14% de la población europea tiene más de 65 años. Las previsiones apuntan a que en 2050 este porcentaje se duplicará hasta alcanzar el 30%.
El infarto de miocardio, la enfermedad cerebrovascular y la fibrilación auricular son algunas de las patologías coronarias más frecuentes. En España, según una revisión de los estudios disponibles realizada por el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, la incidencia del infarto de miocardio (número de casos por cada 100.000 habitantes) oscila según los estudios entre 135 y 210 casos en varones y entre 29 y 61 en mujeres de 25 a 74 años. Las enfermedades cerebrovasculares afectan a 364 hombres y a 169 mujeres al año por cada 100.000 habitantes, pero en mayores de 69 años las tasas se elevan hasta 2.371 en hombres y 1.493 en mujeres.
A pesar de que España se sitúa entre los países con menor tasa de enfermedad cardiovascular, un estudio presentado ayer en el congreso de Barcelona demuestra que las cifras de infarto en ancianos son equiparables a las de los países con mayor prevalencia, como Escocia o Finlandia. El estudio Epicardian, en el que participaron 3.750 ancianos mayores de 65 años de la Comunidad de Madrid, revela que la incidencia de infarto es del 9% en esta población, casi tres veces más que en las personas de mediana edad. Además, el trabajo demuestra que a partir de los 65 años, se reduce la diferencia de riesgo cardiovascular entre hombres y mujeres. Según Rafael Gabriel, jefe del departamento de investigación del Hospital La Paz de Madrid y principal investigador del estudio, además de la edad, el sexo masculino, la hipertensión y la diabetes son otros factores fundamentales de enfermedad coronaria en la ancianidad. El estudio desvela que el colesterol y el tabaquismo pierden peso a partir de los 75 años, como desencadenantes de estas patologías. Rafael Gabriel también destacó que a menudo se minusvaloran los aspectos psicosociales, como la pérdida de un ser querido o la depresión, que "pueden ser factores precipitantes de un evento agudo". El Epicardian es el primer estudio prospectivo poblacional que se realiza en España en ancianos con un seguimiento de 10 años.
¿Se trata adecuadamente al enfermo coronario anciano? Los cardiólogos admiten que este colectivo ha sufrido un cierto olvido, no sólo por parte de los propios profesionales, sino también de los investigadores. Al estar excluidos de la mayoría de los estudios clínicos, los médicos dudan a menudo en utilizar con este grupo de pacientes las nuevas técnicas y optan por los tratamientos más conservadores. Así lo ha evidenciado el estudio Euro Heart, realizado en 35 países y con un total de 5.333 pacientes de más de 80 años con fibrilación auricular, la arritmia cardiaca que más se relaciona con el envejecimiento y que adquiere proporciones epidémicas en países desarrollados. "A pesar de que los más ancianos tienen mayor riesgo de derrame cerebral, existe una tendencia a administrarles menos anticoagulantes orales que a los pacientes más jóvenes. Esto se explica por el miedo de pacientes y doctores al sangrado, pero, sin embargo, no disminuye el elevado riesgo de sufrir este ataque", explica Antonio Berruezo, cardiólogo del Hospital Clínico de Barcelona.
Los expertos coinciden en que los pacientes coronarios ancianos no deben ser discriminados y que, además, debería producirse un cambio global en la planificación de la atención a estos enfermos, que deberá incluir equipos profesionales multidisciplinares. "Hemos pasado de una época en la que el diagnóstico se basaba en la exploración, a otra época centrada en la tecnología. Ahora se va hacia la atención por parte de equipos multidisciplinares, en los que además del cardiólogo participan internistas, enfermeros, cirujanos y geriatras", señaló Javier Escaned, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y secretario general de la Sociedad Española de Cardiología.
Ante los retos que plantea el envejecimiento de los corazones, las aspiraciones de los cardiólogos son "humildes". "No vamos a abolir la enfermedad cardiovascular, pero sí podemos retrasar su aparición", destacó Escaned. La prevención mediante estilos de vida saludables puede desempeñar un papel esencial. "Sabemos cómo mitigar la epidemia de las enfermedades cardiovasculares: con detección temprana y prevención, siguiendo pautas como realizar deporte, comer bien y dejar de fumar", apunta Valentí Fuster. Un estudio de la Unión Europea propugna medidas para garantizar el derecho de todos los ciudadanos a la prevención de las enfermedades cardiovasculares antes de los 65 años.
El 42% de los enfermos coronarios sigue fumando
La rehabilitación de enfermos coronarios es una asignatura pendiente en España. Sólo el 4% de los españoles que han sufrido alguna patología cardiovascular participan en un programa de rehabilitación cardiaca. En otros países, el porcentaje llega hasta el 70% porque, entre otras razones, se precisan centros experimentados en esta materia, de los que en España sólo existen 12.
Sin embargo, los resultados del estudio EuroAction presentados ayer demuestran que además de los centros de rehabilitación especializados, también pueden resultar eficaz la adopción y el seguimiento de un programa sencillo realizado en los centros de atención primaria o en los hospitales.
Los pacientes que a lo largo de un año fueron controlados semanalmente cambiaron su estilo de vida y redujeron sus factores de riesgo cardiovascular, lo que sucedió en menor medida en el grupo de enfermos que tras ser dados de alta sólo habían recibido consejos pero no tuvieron un seguimiento posterior.
Según explicó José Antonio Velasco, del Hospital Universitario doctor Pesset de Valencia y principal investigador del estudio EuroAction, al año de seguimiento, el 70% de los pacientes habían aumentado la ingesta de frutas y verduras, un porcentaje similar redujeron el consumo de grasas y el 50% mejoraron su capacidad física.
El tabaquismo se ha revelado, en cambio, mucho más difícil de combatir, pues aunque en las encuestas la mayoría de los enfermos que han sufrido un infarto declaran que no fuman, en la realidad muchos de ellos lo hacen y lo ocultan al médico. En el programa EuroAction se comprobó, mediante análisis, que el 42% seguía fumando pese a haber sufrido un infarto.
Otro de los factores de riesgo que también redujeron los pacientes que siguieron el programa fue la obesidad abdominal, la presión arterial y el colesterol. Con los resultados en la mano, Velasco lanzó ayer un mensaje a las administraciones: "Es posible hacer buena prevención cardiovascular asequible y eficaz en la práctica diaria con medidas sencillas".
El estudio se realizó con 10.000 pacientes de ocho países. En España participaron 460 enfermos coronarios o con riesgo cardiovascular, la mitad de los cuales siguieron un programa de seguimiento en el hospital o en el centro de primaria y el resto constituyeron el grupo de control.
Para el estudio EuroAction, promovido por la Sociedad Europea de Cardiología, se pidió también la participación de familiares de los pacientes. Velasco explicó que el apoyo de la familia influyó en gran medida en el logro de la mejora del estilo de vida y la reducción de factores de riesgo. El seguimiento semanal de los pacientes lo hizo un equipo multidisciplinar. Tanto en el hospital como en atención primaria, la enfermería juega un papel esencial en el programa.
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