Las haciendas empiezan el curso sin previsión de recaudación y con cuatro reformas pendientes

Las haciendas vascas se parecen cada vez más al estudiante que deja todo para última hora. El final del año fiscal en curso se les presenta con todos los deberes sin hacer y con la obligación, ya en cierta forma habitual, de recurrir a los parches de última hora: sin tipo en el Impuesto de Sociedades, sin fijar la previsión de recaudación para este año, con la reforma de los impuestos de Sociedades y de la Renta (IRPF) pendientes y a la espera de renovar dos leyes importantes leyes quinquenales, la de aportaciones en el Parlamento vasco y la del Cupo en las Cortes Generales. Todo requiere negociación.

Las tres diputaciones y el Gobierno llevan todo el año anunciando las novedades. Prometen consenso y acuerdos y llevan muchas horas de reuniones técnicas en el sene del Órgano de Coordinación Tributaria. Sin embargo, los pasos dados son aún escasos. Todas las grandes decisiones se han aplazado para después del verano y, según fuentes próximas a la negociación, se busca un acuerdo global.

- Previsión de recaudación. Las tres diputaciones y el Gobierno están en la recta final de un año en el que, rompiendo la dinámica de los últimos años, cuentan con presupuestos aprobados por el Parlamento y las Juntas Generales. Sin embargo, las discrepancias de las tres instituciones sobre el reparto del IVA de las operaciones asimiladas a la importación (hidrocarburos, alcohol y tabaco) les ha impedido contar a estas alturas del ejercicio con una previsión de ingresos. Esa cifra provisional se debía haber pactado en la reunión de febrero del Consejo Vasco de Finanzas (CVF), órgano en el que están presentes las cuatro instituciones y que regula el reparto interno de los recursos financieros. La previsión era celebrar un consejo extraordinario en mayo, pero la falta de acuerdo lo abortó. El problema se generó el pasado año con el IVA de las operaciones asimiladas a la importación. Hasta mediados de 2005, era el la Hacienda del Estado la que lo recaudaba, para después realizar un reparto en función del consumo en cada territorio vasco. La UE dictaminó el pasado año que esos gravámenes debían ser recaudados en origen, por las haciendas forales. Pero esta circunstancia introduce una distorsión en el sistema de reparto interno de los recursos, debido a la presencia en Vizcaya de la refinería de Petronor. Guipúzcoa y Álava desean que esta recaudación vaya a una bolsa común, que se repartiría luego entre los tres territorios según los coeficientes horizontales fijados para el conjunto de los impuestos. En octubre hay reunión del CVF. El debate está enconado y se aspira a un acuerdo global ligado a la Ley de Aportaciones.

- Ley de Aportaciones. Cada cinco año toca renovar en el Parlamento vasco esta norma, tras una dura negociación entre las diputaciones y el Gobierno. La Ley de Aportaciones regula el reparto de los recursos del Concierto entre las administraciones vascas. Las diputaciones presentan como reclamación histórica más fondos a costa del Gobierno. La vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia aseguró el pasado junio en el Parlamento que cree "innecesario" modificar el sistema actual de aportaciones. Frente a la demanda de las diputaciones para revisar a la baja el porcentaje (70,44%) que recibe el Ejecutivo, la vicelehendakari sostiene que, al no haber alteración en las competencias, no proceden cambios. De toda la recaudación por impuestos concertados, las diputaciones se quedan con el 29,56% para financiar sus presupuestos de gastos. Es lo que se denomina el coeficiente vertical. Zenarruzabeitia prefiere llegar acuerdos que resuelvan los desequilibrios sin tocar ni el coeficiente vertical ni el horizontal, la parte con que contribuye cada territorio a ese 70,44% que va al Gobierno: Vizcaya, un 50,20%, Guipúzcoa, un 33,21%, y Álava, un 16,59%.

El principal desajuste lo da el IVA asociado a las importaciones.