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Ahmadineyad se muestra inflexible en su entrevista de hora y media con Kofi Annan

El presidente de Irán dice que seguirá enriqueciendo uranio y no acepta condiciones previas

Kofi Annan recibió ayer una tibia respuesta del presidente de Irán, Mohamed Ahmadineyad, a su petición de que haga un gesto para superar el pulso nuclear con las potencias occidentales. En una entrevista de hora y media con el secretario general de la ONU, Ahmadineyad no dio muestras de flexibilidad al insistir en que Irán no acepta condiciones previas y que seguirá enriqueciendo uranio a la espera de que la otra parte se siente a negociar. La delegación de la ONU salió del encuentro con la sensación de que Ahmadineyad se ha atrincherado en sus posiciones.

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Según fuentes de la ONU, el presidente iraní expresó una gran desconfianza hacia las intenciones de EE UU y Reino Unido, a los que acusó de tratar de frenar el desarrollo científico y económico de Irán impidiéndole ejercer su derecho a desarrollar un programa nuclear con fines pacíficos.

El presidente iraní, que no hizo declaraciones a los periodistas tras su reunión con Annan, se siente reforzado por el desenlace de la guerra en Líbano, que interpreta como una victoria de sus aliados de Hezbolá. Ahmadineyad, según fuentes de la ONU, dijo que Irán debe desempeñar un papel cada vez más activo en la escena mundial y que su opinión sobre las grandes cuestiones internacionales debe ser tenida en cuenta.

En una conferencia de prensa posterior al encuentro entre Ahmadineyad y Annan, el ministro de Exteriores iraní, Manuchehr Mottaki, afirmó que Irán dejó clara cuál es su posición sobre la cuestión nuclear en la "respuesta racional" al conjunto de incentivos propuestos por las grandes potencias a cambio de la renuncia iraní al enriquecimiento de uranio. Mottaki dio a entender que las aclaraciones al respecto que el sábado pidieron los ministros de Exteriores de la UE son innecesarias. "La pelota está ahora en el tejado de EE UU y de Reino Unido", dijo Mottaki. Annan pidió a las autoridades iraníes que reciban cuanto antes al alto representante de la UE, Javier Solana, para desbloquear el diálogo.

En su recorrido por las calles de Teherán hacia la residencia del presidente, Annan tuvo ocasión de comprobar la beligerancia del régimen islámico hacia el Gobierno de Washington. Con el lema "abajo con EE UU", un gigantesco mural colocado en la fachada de un céntrico edificio mostraba una bandera estadounidense en la que las barras y estrellas habían sido sustituidas por bombas y calaveras. A la entrada del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde tuvo lugar la rueda de prensa, un cartel del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, con un fusil Kaláshnikov en la mano, daba la bienvenida a la comitiva del secretario general.

La respuesta iraní tampoco fue entusiasta a la petición de apoyo a la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad, principal objetivo de la gira de Annan por Oriente Próximo. Mottaki prometió cooperar en la consolidación del alto el fuego entre Israel y Hezbolá, pero insistió en que Israel debe retirarse de inmediato del sur de Líbano y levantar el bloqueo aéreo y marítimo sobre Líbano. Preguntado si su país está dispuesto a facilitar el desarme de Hezbolá, el ministro iraní se limitó a señalar que respetará lo que decidan los libaneses mediante el diálogo nacional.

Ahmadineyad, según fuentes de la ONU, expresó sus reservas respecto a la resolución 1.701 e insistió en que el despliegue de tropas internacionales en el sur de Líbano no debe ser visto como un gesto de apoyo a Israel. Annan le respondió que la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) está en Líbano para reforzar la soberanía del Gobierno libanés y garantizar el alto el fuego. El secretario general sí logró arrancar el compromiso de Irán a participar en la reconstrucción de Líbano. Annan pretende que, en lugar de hacerlo individualmente, como hasta ahora, la ayuda iraní sea canalizada como parte de un esfuerzo colectivo de la comunidad internacional.

Mahmud Ahmadineyad (derecha) conversa con Kofi Annan durante su encuentro de ayer en Teherán.
Mahmud Ahmadineyad (derecha) conversa con Kofi Annan durante su encuentro de ayer en Teherán.REUTERS

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