Era Clos
La segunda remodelación del Gobierno de Zapatero, tras la provocada por la salida de Bono, ya tiene un nombre: el alcalde de Barcelona, Joan Clos, dimitirá de su cargo para sustituir a Montilla en Industria. En materia de nombramientos, los presidentes de Gobierno cultivan un cierto gusto por sorprender y, sobre todo, dejar en ridículo a los arúspices. Puede decirse que esta vez Zapatero ha conseguido ambas cosas. Queda por saber si definitivamente aprovechará el cambio para sustituir a López Aguilar, cantado candidato a la presidencia de Canarias, aunque todo indica que dicho relevo deberá esperar.
El envite que ha asumido Zapatero no es menor, pues promueve al frente de un ministerio de gran importancia a un político que no se encuentra en la fase ascendente de su carrera. El durante nueve años alcalde de Barcelona comenzaba a presentar síntomas de desgaste en los sondeos y su continuidad había sido cuestionada en su propio partido. El PSC ha optado por el promoveatur ut removeatur, promocionar para cambiar. Clos ha sido un buen alcalde, aunque su mejor registro lo consiguió como segundo de Maragall en la gestión económica de los Juegos Olímpicos de 1992. Médico de profesión antes de dedicarse a la política, está por ver si posee los conocimientos especializados para las tareas a que deberá enfrentarse ahora: política industrial, últimamente poco activa, telecomunicaciones, I+D, turismo y comercio exterior. Y, sobre todo, lo relativo al sector energético, en el que se encontrará con el asunto de la OPA sobre Endesa, que ha desgastado a su antecesor más que cualquier otro problema y ha sido piedra de discordia dentro del Gobierno y con Bruselas. Clos se enfrenta al reto de culminar la gran reforma del sector eléctrico, iniciada por Montilla.
Joan Clos continúa la tradición de ministros catalanes en ese departamento. Una tradición que viene de lejos, y que mantuvo Aznar con Piqué. A propósito de su especialización médica -anestesista-, Eulàlia Vintró, portavoz de Iniciativa-Verds, comentó, con ocasión del nombramiento de Clos como alcalde, que, contra lo que se piensa, "la tarea más importante de los anestesistas no es dormir a la gente, sino despertarla". Tendrá oportunidad de demostrarlo ahora para descrédito de quienes sostienen por inercia que la mejor política industrial es la que no existe.
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