El duro camino del gas de Rusia
Los clientes europeos se preparan para otro invierno con problemas de suministro
Rusia suministra una cuarta parte del gas que consume la Unión Europea, y su importancia va en aumento. Sin embargo, a los clientes occidentales el invierno puede darles sorpresas llegadas de la misma Rusia, pero también de los países de tránsito, como Ucrania y Bielorrusia, que se resisten a las subidas de los precios, y en los productores centroasiáticos. Estados como Turkmenistán, Kazajistán y Uzbekistán buscan, cada uno a su modo, rutas alternativas para romper el monopolio de Moscú.
No hay que descartar que Ucrania, por sus dificultades financieras, se convierta en un verdadero problema para Europa
Rusia demora la explotación de nuevos yacimientos, en parte por las dificultades técnicas, y en parte por las grandes ambiciones de Gazprom
Bajo el control del Estado ruso, Gazprom, el mayor monopolio del gas del mundo, une Asia y Europa mediante una gigantesca red de gaseoductos. Se trata de un complejo sistema, donde la modificación de cualquier variante tiene repercusiones en cadena. De ahí que las necesidades suntuarias de un dictador centroasiático, como es el presidente de Turkmenistán, Saparmurat Niyázov, puedan influir en las tarifas del gas de los hogares alemanes.
Niyázov puede causar problemas a sus clientes si insiste en aumentar el precio del gas que generosamente promete a unos y a otros, mientras se niega a revelar el volumen de sus reservas. Para cumplir sus contratos internacionales, Rusia, que produce 550.000 millones de metros cúbicos de gas anuales, compra 40.000 millones a Turkmenistán. No contento con los 65 dólares por mil metros cúbicos que le paga Gazprom, el turcomano quiere 125, y será difícil contentarlo.
Un aumento de la factura de Turkmenistán se traduciría de forma inevitable en un aumento de los precios que Ucrania paga a Rusia por sus suministros, que incluyen principalmente combustible turcomano. En virtud del acuerdo ruso-ucranio de principios de este año, Kiev se comprometió a pagar 95 dólares por mil metros cúbicos a la intermediaria Rosukraenergo. Oficialmente, esta compañía ruso-ucrania, domiciliada en Suiza, compra gas ruso a Gazprom a 230 dólares por mil metros cúbicos y gas turcomano a 65 dólares por mil metros cúbicos.
Rusia demora la explotación de nuevos yacimientos de gas. Esto se debe en parte a las dificultades técnicas en condiciones árticas y en parte a las grandes ambiciones de Gazprom, que exige a sus socios extranjeros participaciones sustanciales en todos los eslabones del negocio energético internacional. Los yacimientos de Siberia Occidental están hoy en declive y la demora para sustituirlos puede dificultar el abastecimiento de la demanda creciente. El pasado 17 de agosto, el ministro de desarrollo económico, German Gref, advirtió de la posibilidad de que no haya suficiente gas en el mercado interior ruso en 2007-2009 debido a la desproporción entre el aumento de los suministros y el consumo. "Se necesita un incremento de 26.000 o 27.000 millones de metros cúbicos en el mercado interno y nuestro pronóstico es de un aumento de 21.000 millones", dijo el ministro. La Agencia Internacional de la Energía duda de que Rusia pueda atender sus compromisos de exportación a partir de 2010.
Rusia puede tener dificultades añadidas si Ucrania -por donde pasa cerca del 80% del gas destinado a Europa- repite la experiencia de este año y sustrae gas destinado a Europa. No hay que descartar que Ucrania, por sus dificultades financieras, se convierta en un verdadero problema para Europa. De momento, la empresa estatal Naftogaz no puede saldar las facturas del gas que ha ido acumulando frente a Rosukraenergo, el intermediario con sede en Suiza. El opaco esquema elaborado por rusos y ucranios para los suministros del gas hace recaer las pérdidas sobre la empresa estatal y los beneficios sobre el intermediario suizo. En agosto, el viceprimer ministro, Andréi Kliúyev, responsable del sector energético ucranio, manifestó que su país tiene un déficit de 8 millones de metros cúbicos de gas y reconoció que Naftogaz experimenta dificultades financieras para pagar a Rosukraenergo. Las tarifas en el mercado interior impiden a la empresa nacional compensar sus gastos, mientras, gracias al entramado de empresas mixtas, Rusia y Gazprom se introducen en el mercado ucranio y se convierten en acreedores directos de la industria local.
Reservas en mínimos
La situación en otros sectores energéticos de Ucrania es preocupante. Las reservas de carbón para las centrales eléctricas han menguado de los 3,7 millones de toneladas previstas a los 2,1 millones, según Kliúyev.
Mientras en Ucrania se acumulan las deudas en Rusia se disparan los ingresos. Los petrodólares llenan a rebosar las arcas del Estado, pero frenan las necesarias reformas estructurales y crean una peligrosa dependencia. El ministro de Hacienda ruso, Alexéi Kudrin, ha dicho que el presupuesto del Estado depende en un 52,2% de los ingresos por petróleo y gas. Este porcentaje, el más alto de los últimos años, supone el 11,8% del PIB.
Hasta que disponga una conexión directa con Alemania por el mar Báltico -a partir de 2010, si se confirman las previsiones rusas-, Rusia dependerá de los países de tránsito, como Ucrania y Bielorrusia. Gazprom aspira desde hace años a controlar las redes de oleoductos y gaseoductos en ambos países, pero las aspiraciones rusas chocan con las concepciones locales sobre la soberanía nacional, tanto en Kiev como en Minsk. Gracias a su vinculación estratégica con Rusia, Bielorrusia goza de un régimen especial y paga precios más bajos que Ucrania por el gas ruso, pero Moscú quiere aumentarlos de forma radical. Los dirigentes de Beltransgás (la empresa estatal bielorrusa) se han quejado de la ley rusa, que da el monopolio de la exportación del gas a Gazprom.
Con su política exterior basada en la energía, Moscú presiona también a otros países como Georgia y Moldavia. Georgia, que ha buscado una alternativa para el petróleo en Azerbaiyán y para el gas en Irán, anunció este agosto que ha suprimido la importación de energía eléctrica de Rusia. Moldavia, por su parte, ha iniciado una estrategia de acercamiento al Kremlin. Cualquiera que sea su relación con Moscú, todos los vecinos de Rusia exploran rutas de circunvalación. El turcomano Saparmurat Niyázov busca compradores de gas en Afganistán, China e Irán, pero la geografía, en el caso de China, y la inestabilidad, en el caso de Afganistán e Irán, dificultan las alternativas. La reciente visita del vicesecretario de Estado norteamericano, Steven Mann, a Turkmenistán ha puesto nerviosos a los rusos, convencidos de que Washington ayuda al turcomano, como ayudó antes a Azerbaiyán y a Georgia en la concepción y puesta en práctica del oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan, la primera ruta postsoviética de transporte de petróleo del Caspio al margen de Moscú.
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