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Alto el fuego en Oriente Próximo

El primer ministro libanés tacha de "crimen contra la humanidad" los bombardeos

El Gobierno advierte a Hezbolá que considerará "traición" toda violación del alto el fuego

Guillermo Altares

El Gobierno libanés trata por todos los medios de que la incursión israelí en el valle de la Bekaa no degenere en una nueva escalada de violencia. En un mensaje claro a Hezbolá, el ministro de Defensa, Elais Murr, aseguró que cualquier violación del alto el fuego será considerada "una traición". En su primera visita a las zonas devastadas del sur de Beirut, el primer ministro, Fuad Siniora, calificó de "crimen contra la humanidad" la destrucción provocada por los bombardeos israelíes, que han costado la vida a más de 1.300 personas, en su mayoría civiles.

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Tiro, la principal ciudad al sur del río Litani, que durante 33 días estuvo sometida al sobrevuelo de aviones y helicópteros de combate y a constantes ataques, ha recuperado la normalidad; pero sus habitantes siguen con creciente preocupación los acontecimientos: una semana después de la tregua todavía no se ha alcanzado un acuerdo internacional para el envío de los cascos azules prometidos. Por ahora, sólo han desembarcado en Líbano 50 militares franceses y otros 150 están en camino. Mientras llegan los 15.000 previstos en la resolución 1701 adoptada por el Consejo de Seguridad, Hezbolá rechaza desarmarse. La incursión israelí cerca de Baalbek, capital del valle de la Bekaa y una plaza fuerte del Partido de Dios, fue un aviso de que el alto el fuego es extremadamente frágil y de que el despliegue de las primeras tropas extranjeras es urgente.

"Deseo de todo corazón que nos ayuden, que nos protejan, al menos por un año, pero tienen que venir lo antes posible para que podamos terminar con esta historia", afirmó ayer en su despacho el arzobispo greco-católico Jean Haddad, representante de la comunidad cristiana más importante de la ciudad y una de las más significativas del sur del país, cuando era preguntado por la presencia de las tropas internacionales en la zona.

Muchos habitantes de esta ciudad, simpatizantes de Hezbolá, chiíes laicos, cristianos maronitas o greco-ortodoxos, desean que el despliegue se ponga en marcha cuanto antes para evitar nuevas hostilidades.

Tras el alto el fuego, lo que ya es muchísimo, de la resolución 1701 sólo se ha cumplido el despliegue del Ejército libanés al sur del Litani y que el Gobierno amenazó con detener tras la incursión israelí en la Bekaa.

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"Cada vez estamos más preocupados. Las tropas internacionales no vienen e Israel sigue atacándonos. Ya hemos tenido bastante con 33 días de bombardeos", señalaba ayer un cabeza de familia chií mientras paseaba con su familia por el paseo marítimo de Tiro.

En una rueda de prensa en Beirut, el ministro de Defensa ha querido dejar claro que es el Ejército el único que tiene autoridad para "usar la fuerza en defensa del territorio libanés". "Hemos llegado a un acuerdo en el Gabinete para que el sur del país esté bajo el control del Ejército", señaló el ministro. Su mensaje a la guerrilla islamista, que ha rechazado desarmarse pese a que es una de las condiciones de la 1701, fue contundente: violar el alto el fuego "es una traición". "Cualquier disparo de proyectiles" desde Líbano hacia Israel, que puede ser utilizado por el Estado judío como pretexto para "atacar Líbano, será tratado con la mayor severidad y considerado como un acto de colaboración directa con el enemigo". Su autor, agregó, será "detenido y remitido a un tribunal militar", dijo.

Hezbolá tiene dos ministros en el Ejecutivo de Fuad Siniora, que ayer visitó por primera vez los suburbios chiíes del sur de Beirut, que han sufrido daños devastadores durante los ataques israelíes.

"Es un acto criminal que refleja el rencor de Israel y su voluntad de destruir Líbano y su unidad", dijo durante el paseo entre ruinas y cascotes. Siniora recorrió la zona junto a Nabih Berri, presidente del Parlamento y líder de Amal, la formación chií que durante años fue rival de Hezbolá, pero que ahora se ha convertido en el portavoz extraoficial del movimiento islamista. "Espero que los medios internacionales transmitan esta imagen al mundo para mostrar este acto criminal, este crimen contra la humanidad que Israel ha cometido aquí y en otras regiones chiíes", agregó el primer ministro.

El primer ministro libanés, Fuad Siniora (centro), visita los suburbios del sur de Beirut.
El primer ministro libanés, Fuad Siniora (centro), visita los suburbios del sur de Beirut.REUTERS

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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