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Comparecencias por el caos en el aeropuerto de Barcelona

Interior asegura que el desalojo violento hubiera sido "nefasto"

El PP, CiU y ERC afirman que se actuó con permisividad con los ocupantes de las pistas

Jorge A. Rodríguez

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, defendió ayer la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado en el conflicto de El Prat del pasado día 28, que calificó de "prudente, oportuna, proporcionada y correcta". Rubalcaba admitió en el Congreso que la Guardia Civil pudo haber desalojado las pistas antes, en lugar de hacerlo tras horas de colapso, pero agregó que en ese caso, con los trabajadores "airados", las consecuencias "podrían haber sido nefastas" y el aeropuerto habría estado "parado unos cuantos días".

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Pérez Rubalcaba asumió toda la responsabilidad política sobre la actuación policial en El Prat, pidió disculpas por los errores cometidos y los perjuicios causados y se mantuvo firme en la defensa de las decisiones tanto de la Delegación del Gobierno como de la Guardia Civil en Cataluña. "Las actuaciones de todos ellos fueron prudentes, oportunas y proporcionadas, en definitiva, correctas". Por el contrario, la conducta de los trabajadores fue, dijo, "ilegal, desproporcionada y gravemente lesiva para muchos ciudadanos".

El titular de Interior explicó que la demora en la actuación policial se debió al temor de que el remedio fuera peor que la enfermedad. Este criterio fue rechazado por el PP y CiU, que coincidieron en que "no hubo voluntad de desalojar", e incluso por ERC, que dijo que se actuó "con un punto de permisividad", ante una acción de los trabajadores que todos coincidieron en calificar de "salvaje".

El problema se había planteado en El Prat desde primeras horas de la mañana, cuando la actuación de los empleados del handling de Iberia bloqueó las cintas de maletas y retiró las escaleras para el descenso de pasajeros de los aviones, al tiempo que "otras compañías de handling comenzaban a manifestar su temor a trabajar". La Guardia Civil, como primera providencia, facilitó el descenso de los pasajeros de 12 aviones, pero luego tuvo que frenar a un grupo de pasajeros que se encaminó hacia los trabajadores. La policía, por su lado, tuvo que impedir que algunos pasajeros agredieran a empleados de Iberia dentro de las terminales.

El caos aeroportuario ya estaba formado. La cuestión era cuándo y cómo se desalojaban las pistas para que El Prat pudiera volver a funcionar. "Hubo que decidir el momento más idóneo para, garantizando la seguridad de los bienes y las personas" conseguir "que se recuperara la normalidad". Es decir, agregó, no es que no hubiera medios policiales (243 guardias civiles y 132 agentes del Cuerpo Nacional de Policía).

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La misión era, dijo, desalojar la pista, pero no sólo eso. "Despejar la pista era una condición necesaria para que El Prat volviera a funcionar, pero no suficiente", ya que el objetivo era "que los trabajadores reiniciaran su trabajo". Y añadió: "Había que desalojar la pista, sí, pero había que hacerlo garantizando al máximo la seguridad de bienes y personas (...), evitando a toda costa una batalla campal de consecuencias difíciles de prever".

Rubalcaba se preguntó qué hubiera pasado si los trabajadores se hubieran refugiado dentro de las terminales, llenas de viajeros desesperados. "Sin ninguna duda hubiera terminado en agresiones". A su juicio, si se hubiera intervenido a primera hora, "con 400 personas airadas y excitadas", las consecuencias "podrían haber sido nefastas para la seguridad de las personas y del aeropuerto". ¿Cuáles? "Habríamos tenido la pista limpia y casi con seguridad, el aeropuerto parado durante unos cuantos días".

La pregunta del resto de los grupos fue: si se esperó a que hubiera menos trabajadores en la pista y más calmados, ¿no se está creando un precedente para otros casos? "Es que la violencia fue bajando a lo largo del día y desde luego, no es precedente alguno", precisó Rubalcaba. No lo vio igual el PP, cuya diputada Alicia Sánchez Camacho insistió en que se debió actuar "de inmediato" ante "el secuestro de una instalación estratégica".

Alfredo Pérez Rubalcaba (izquierda) saluda a Emilio Olabarria (PNV) y a Alicia Sánchez Camacho (PP).
Alfredo Pérez Rubalcaba (izquierda) saluda a Emilio Olabarria (PNV) y a Alicia Sánchez Camacho (PP).CLAUDIO ÁLVAREZ

Sin noticias de los 'mossos'

La comparecencia de Alfredo Pérez Rubalcaba de ayer en la Comisión de Interior de Congreso no sirvió para aclarar si la consejera de Interior catalana, Montserrat Tura, ofreció o no a los Mossos d'Esquadra para resolver el conflicto de El Prat. Lo que sí aclaró el ministro es que la consejera no habló con él, sino con el delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel.

Rubalcaba explicó que en ningún momento hubo un problema de falta de efectivos policiales sino de buscar la oportunidad para devolver la operatividad a las terminales sin causar más problemas. "Se trataba de decidir si eran mayores los riesgos que los beneficios", afirmó.

El PP en ningún momento estuvo de acuerdo con la suficiencia de medios y, al igual que Jordi Jané (CiU), intentó que el ministro aclarara si se ofrecieron o no los mossos. "La consejera Tura dice que sí y el delegado que no... ¿Y usted?", preguntó Jané. El ministro respondió que no tenía "noticias" de dicho ofrecimiento. La respuesta sobre el sí o el no la tiene el delegado del Gobierno, cuya comparecencia ha sido solicitada por el Parlamento de Cataluña. Ministro, consejera y delegado son socialistas.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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