Casi medio siglo de derechazos al hígado
Hace ahora 46 años, cuando Fidel Castro llevaba sólo un año y ocho meses ejerciendo de comandante en jefe, comenzaron a concretarse los desencuentros con el Gobierno de Estados Unidos y llegaron los primeros derechazos al hígado. Aunque algunos aseguran que Castro quiso desde un inicio radicalizar la revolución, lo cierto es que la presión norteamericana al nuevo Gobierno empezó pronto y la lógica de la confrontación se impuso en las relaciones de ambos países. Muchos temen que ahora, si Washington repite estrategia, de nuevo el factor "Estados Unidos" conspire contra una evolución pacífica hacia la democracia.
El 29 de junio de 1960, Cuba confiscó las refinerías de Texas Oil Company, Shell y Esso cuando sus ejecutivos rehusaron procesar el petróleo soviético. Una semana después, el 6 de julio, el presidente norteamericano Dwight Eisenhower redujo la cuota de importación de azúcar cubano. El 6 de agosto, Fidel Castro anunció la nacionalización de las refinerías de petróleo, las centrales azucareras y las compañías de electricidad y teléfono norteamericanas. Y el 3 de enero de 1961, Estados Unidos rompió sus relaciones diplomáticas con Cuba y cerró su Embajada.
El 16 de abril de 1961, el mismo día del inicio de la invasión de bahía de Cochinos, organizada por la CIA, Castro proclamó el carácter socialista de la revolución, y desde entonces hasta ahora ha sido imposible salir de esta trampa.
Las últimas declaraciones del presidente norteamericano, alentando a los cubanos a resistirse al mando de Raúl Castro, y su amenaza de futuras represalias contra aquellos que desde dentro del sistema dificulten la transición a la democracia, han recordado a muchos aquellos agitados comienzos de la revolución. Ahora falta ver la respuesta concreta del gobierno "provisional" de Raúl Castro.
De momento, antes incluso de las declaraciones de Bush, las autoridades de la isla pusieron en alerta a todas las estructuras de defensa del país, incluyendo los reservistas y la activación del llamado "sistema único de vigilancia". A diferencia de los años sesenta y setenta, cuando se movilizaban militarmente cientos de miles de reservistas en pocas horas, ahora hay más discreción y se mantiene un clima general de normalidad, pero vale la frase hecha de que Cuba está viviendo una "tensa calma".
Hasta la Conferencia Episcopal de Cuba, en un mensaje que será leído en todas las misas que se celebren este domingo, expresa su deseo de que "ninguna situación externa o interna" perturbe la paz y la convivencia de Cuba. Otros, incluso opositores al Gobierno, le piden directamente a Estados Unidos y al exilio no repetir los errores de siempre y, en estos momentos delicados, mucha prudencia. Por el bien de los cubanos, que es de lo que se trata, y también por un mejor futuro de las relaciones entre ambos países.
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