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Relevo en Cuba

EE UU rechaza la sucesión

El Gobierno de Bush apoya una transición rápida para desmantelar el régimen comunista

Yolanda Monge

Un total de 10 presidentes de Estados Unidos han tratado por todos los métodos imaginables de acabar con el régimen de Fidel Castro y su persona. Intentos de asesinato, el desembarco anticastrista en bahía de Cochinos -o playa Girón, depende desde qué país se hable-, un embargo económico que dura ya más de 40 años... Las relaciones a ambos lados del estrecho de Florida han sido siempre difíciles, a pesar de que EE UU fue el primer país del mundo que reconoció al Gobierno de Fidel Castro.

Ambos países han vivido varios hechos de gravedad, alguno incluso pudo costar el desencadenamiento de la III Guerra Mundial, durante la crisis de los misiles, al decidir la antigua URSS instalar armas nucleares en las costas cubanas y ser descubiertas por un avión espía norteamericano. Pero nada tumbó al comandante en jefe. Nada funcionó. El dirigente comunista cumplirá 80 años en menos de 10 días, y todo apunta a que, suceda cuando suceda, morirá en la cama. Para Washington ha llegado el momento de preguntarse: "¿Y ahora qué?".

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De momento, no hay acercamiento de Estados Unidos a quien por designio de Castro regirá el futuro inmediato de los cubanos. La Casa Blanca asegura que nada de contactos. "Que el dictador Fidel Castro entregue el poder a su hermano, que ha sido el carcelero, no supone un cambio en la situación", aseguró Tony Snow, portavoz del presidente George W. Bush. Para Snow, la única senda a seguir es la de ayudar "al pueblo de Cuba en la transición" a la democracia en la isla. Y así lo confirmó el propio mandatario estadounidense anoche en un comunicado, en el que insta a los cubanos "a trabajar en pro del cambio democrático" y promete el "apoyo total" de su país al proceso de transición en la isla.

Hasta el día de hoy, y a la espera de acontecimientos, Washington mantiene la cautela y se ciñe de forma estricta al informe que hizo público a mediados de julio. En el documento de la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre se aseguraba que EE UU ofrecerá "ayuda prioritaria a un Gobierno cubano de transición que organice elecciones multipartidarias libres e imparciales" después de la muerte de Fidel Castro. Mientras eso ocurre, se dedicarán 80 millones de dólares (63 millones de euros) en los dos próximos años a "apoyar a los cubanos que quieren el cambio".

Pese a que el embargo decretado por Estados Unidos contra el régimen de Fidel Castro -en plena Guerra Fría en febrero de 1962- ha dado escasos resultados, "se mejorará la aplicación de las sanciones para mantener la presión económica sobre el régimen y limitar su capacidad de mantenerse en el poder y reprimir a los cubanos".

El Gobierno de Washington aboga por "una transición, no una sucesión" en Cuba, por lo que la presencia del menor de los Castro no variaría la situación. Y cualquier Gobierno con Raúl Castro al frente prolongará el embargo estadounidense, ya que una de las condiciones para su suspensión o su eliminación es que ninguno de los hermanos figure en el Ejecutivo. Ayer, los tres miembros cubano-estadounidenses de la Cámara de Representantes del Congreso anunciaron en rueda de prensa que Estados Unidos realizará importantes anuncios sobre Cuba en los próximos días. Los legisladores republicanos Ileana Ros-Lehtinen, Lincoln Díaz-Balart y Mario Díaz-Balart mencionaron "planes" del Gobierno estadounidense, sin dar detalles, tras sostener una reunión en Washington sobre la actual situación en la isla con funcionarios del Consejo Nacional de Seguridad y del Departamento de Estado. "Conversamos sobre cuál es el plan para ayudar al pueblo esclavizado de Cuba a vivir en democracia. Estamos optimistas de que esta Administración está lista para asistirlo", informó Ros-Lehtinen.

Oleadas de refugiados

El exilio en Miami -que cuenta con casi 800.000 personas-, parece lejos de echarse al mar en una balsa, como hubiera provocado la noticia del traspaso de poder en la década de los sesenta o setenta, pero se organiza. "Quédense donde están", pedía el portavoz Snow. "Este no es el momento para que la gente se lance al agua, en cualquiera de las dos direcciones", añadía Snow. La Casa Blanca desaconsejaba, aunque teme, un éxodo masivo de cubanos hacia Estados Unidos. Ambas naciones tienen experiencias conjuntas en oleadas de refugiados.

Desde el puerto de Mariel, más de 125.000 cubanos abandonaban la isla en 1980 cuando Fidel Castro abrió las fronteras para que se fuera todo el que quisiese. Y mientras Estados Unidos endurecía el bloqueo, con las leyes Torricelli y la Helms-Burton, la crisis de los balseros de 1994 constituyó otro duro golpe para el régimen. Pero Fidel siempre contrarrestaba los golpes. En el año 2000 apareció de la mano del niño balsero Elián González, a quien su madre se había llevado a EE UU y su padre lo reclamaba en Cuba. Con la ley, venció el padre. Y se proclamó vencedor el comandante en jefe. "Ni un paso atrás...".

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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