"Israel no ha alcanzado ninguno de sus objetivos"
Dos fotografías presiden el despacho de Ahmed Tibi en el Knesset (Parlamento israelí): Una, de sus dos hijas y la otra, de él mismo entre el fallecido presidente de la Autoridad Nacional Palestina Yasir Arafat y sustituto, Mahmud Abbas. Miembro de la minoría árabe de Israel -suponen el 15% de la población israelí-, Tibi, de 47 años y médico de profesión, es uno de los 10 diputados árabes de la Knesset y el lunes fue expulsado del pleno, junto a los otros tres miembros de su partido el Movimiento Árabe para la Renovación, cuando uno de ellos llamó "criminal" al ministro de Defensa, el laborista Amir Peretz. Amenazado de muerte por la extrema derecha israelí, Tibi no se cansa de gritar que esta guerra es "injustificable e inmoral".
"Me avergüenzo de que ningún ministro israelí haya condenado la matanza de Qana"
Pregunta. ¿Usted, como su colega Ibrahim Sarsur, piensa que Peretz es un criminal?
Respuesta. Peretz, como ministro de Defensa, es responsable moral y políticamente de los crímenes de guerra que están ocurriendo en Líbano. Él fue quien dijo hace una semana: "No más restricciones para el Ejército" y esta falta de límites fue entendida por los militares como que podían realizar ataques aéreos. Lo hicieron y mataron a mujeres y niños.
P. ¿Cómo ve la situación?
R. Estamos en medio de una guerra sangrienta, cruel y muy injustificada, que revela que el Gobierno israelí, tras el secuestro de dos militares, no pensó en ninguna solución más que en la respuesta militar. No buscó una salida diplomática de intercambio de prisioneros, sino que fue directamente a la guerra, porque su objetivo no es rescatar a los soldados sino devolver al Ejército la capacidad de disuasión y la moral perdida tras los ataques en Gaza y en el norte de Israel. Ha sido contraproducente. Israel no ha alcanzado ninguno de los objetivos que se proponía, sólo ha conseguido más víctimas en Líbano y aquí.
P. ¿Diría que Hezbolá ha abofeteado al Ejército israelí?
R. Son arrogantes y esta arrogancia les lleva al fracaso y a más guerra. Lamento que se haya implicado a civiles de ambos lados. No puedo aceptar que se ataque a civiles en Haifa pero de ninguna de las maneras puedo justificar la destrucción de Líbano y la muerte de más de 700 civiles libaneses.
P. ¿Dónde están los pacifistas?
R. Se han convertido en una minoría insignificante dentro del apoyo masivo de la población a la campaña militar. La sociedad está militarizada. Sólo un reservista ha rechazado ir a la guerra. Estamos solos, pero estoy seguro que dentro de un mes o dos seremos más. El problema es que la prensa es muy radical. Hoy [por ayer] aparece en la portada del diario Ma'ariv una carta dirigida a mí en la que atacan a los árabes israelíes y a mí. Me exigen directamente que apoye al Ejército o me marche del país.
P. ¿Y que va a hacer?
R. Soy el dueño de esta tierra, soy indígena. No he venido de Rusia, ni de Europa. Si alguien tiene que irse no soy yo y continuaré estando orgulloso de oponerme a esta guerra. Soy un hombre de paz y me avergüenzo de que ningún ministro israelí haya condenado la masacre de Qana.
P. ¿Cuál es la solución?
R. Una presión mucho mayor de la comunidad internacional para lograr un alto el fuego que ha fracasado por el papel jugado por Estados Unidos, que todavía no quiere que se imponga. Al principio de la guerra, Washington incluso pretendió que se extendiera hasta Siria. EE UU pidió a Israel que atacara a Siria pero Israel se negó porque no quiere tener abierto más de un frente, aunque no se descarta que un error o un accidente terminen por ampliar la guerra a dos frentes.
P. ¿Cree que se arrastrará a Siria?
R. Sería un gran desastre para Oriente Próximo. La destrucción sería tremenda.
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