"La desesperación se les veía en la cara"
Otro pesquero español rescata a 76 subsaharianos cuando se perdían a la deriva en el Atlántico
"Cuando un ser humano está en peligro en alta mar, lo primero es salvarle la vida y luego ya veremos qué ocurre", reflexiona con su voz bronca, cortada por la radiofrecuencia, José Antonio Vázquez, de 46 años, patrón gallego del Gene, un pesquero de 30 metros de eslora que, con 13 tripulantes, se había echado a la mar el lunes desde Las Palmas para faenar en el banco canario sahariano. Vázquez y sus 13 tripulantes protagonizaron ayer otro rescate de inmigrantes al límite, esta vez a más de 90 millas (más de 162 kilómetros) al sur de la isla de El Hierro, cuando el cayuco que transportaba a 76 subsaharianos se quedó a la deriva, a merced de las duras corrientes que lo empujaban al vientre del Atlántico, con dos motores inservibles y su casco semisumergido por una vía de agua más los litros que dejaban a bordo olas de hasta tres metros de altura.
Vázquez asegura que lo primero es la vida de la gente que está en el mar, como también lo entendieron los marineros del Francisco y Catalina tras rescatar a 51 africanos en las costas de Malta.
Según el relato de su patrón, el Gene localizó por la mañana el cayuco semihundido. Al poco, un avión del Servicio Aéreo de Rescate dio un vuelo de reconocimiento y les ordenó mantenerse a 10 metros de distancia. Pasada una hora los autorizaron a rescatarlos. "En cuanto nos vieron en la distancia, nos hicieron muchas señales; les lanzamos muchas botellas de agua de litro y medio, pero cuando nos acercamos para subirlos a bordo se levantaron todos y casi se acaba ahí la historia", relata este gallego natural de Baiona. "Estaban desesperados, querían embarcar como fuese, todos al mismo tiempo; les hicimos señales con las manos de que se quedaran quietos, que no les iba a pasar nada".
Cuando los tuvieron en la cubierta reconocieron las caritas asustadas de cinco niños "de no más de 12 años", cuyos padres los habían embarcado con la esperanza de que llegaran a Canarias. "La desesperación se veía en sus caras", reconoce José Antonio Vázquez, en una frase de titular. "Hablaban francés y apenas hemos podido entendernos, pero sabemos que llevaban 11 días navegando y que son de Malí, Senegal, Guinea-Bissau y Guinea-Conakry; corto", dice utilizando la jerga que permite hablar con él telefónicamente a través de la radio costera de UHF. "No puedo decir qué habría sido de esta gente si no llegamos a encontrarlos de casualidad esta mañana, pero estaban a la deriva, semihundidos, golpeados por grandes olas y la corriente los arrastraba al interior del océano".
Simultáneamente a este nuevo rescate heroico llegaba otro cayuco más a la costa sur de Tenerife con 96 subsaharianos.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que iniciaba en Lanzarote sus vacaciones de verano, dirigió un "reconocimiento profundo" a la actitud "humanitaria y ejemplar" del pueblo de Canarias ante lo que calificó como una "situación difícil" en relación con la inmigración irregular. Zapatero citó como ejemplos de esa actitud humanitaria el rescate del pesquero Gene y la ayuda prestada por los bañistas de la playa de La Tejita a los ocupantes de un cayuco que llegó el domingo a Tenerife, informa José Naranjo.
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