Rayos X para Arquímedes
Científicos de la universidad californiana de Stanford descifran textos sobre el sabio griego ocultos en pergaminos medievales
Hace tres años, los científicos de la Universidad de Stanford (en San Francisco, California) encontraron la solución para leer uno de los manuscritos más importantes de la antigüedad, oculto bajo otro texto más reciente: el palimpsesto de Arquímedes. El laboratorio de sincrotrón de la universidad comenzó a aplicar con éxito un procedimiento científico denominado "fluorescencia de rayos X" (XRF en sus siglas en inglés), una técnica de recuperación de textos escondidos que supera cualquier otro método. Los primeros resultados se conocen ahora.
El reto para el laboratorio consistía en sacar a la luz la parte del texto oculto, en concreto las 10 de las 174 páginas consideradas como ilegibles durante siglos. Ahora se sabe que contienen información de gran valor para entender al matemático nacido en Siracusa el año 287 antes de Cristo.
El manuscrito original del siglo X se tapó en el XII y se convirtió en libro de rezos
La página descifrada revela el nombre del monje que escribió las oraciones
El texto original, un libro de 90 páginas de piel de cabra, fue escrito en el siglo X en la antigua Constantinopla por un estudioso de la ciencia griega. Dos siglos después fue doblado, borrado y convertido en libro de oraciones de un monje ortodoxo. Más adelante se añadieron imágenes forjadas, lo que constituye el peor de los obstáculos para llegar hasta el contenido original.
En Alemania, un científico llamado Uwe Bergmann supo de los trabajos que se realizaban en la Universidad de Stanford para la recuperación de textos antiguos, y sugirió aplicar la técnica XRF que él empleaba en estudios para determinar la presencia de hierro en hojas de espinacas.
Bergmann explica que la radiación empleada rompe el equilibrio de electrones de los átomos de hierro, uno de los componentes de la tinta del texto de Arquímedes. Esos electrones desprenden rayos X, que son recogidos y empleados para reconstruir la imagen de la escritura oculta, punto por punto.
El promotor de este proyecto, el experto en papiros y libros insólitos del Museo Walters de Baltimore, Will Noel, explica a EL PAÍS que el laboratorio de Stanford es "uno de los pocos lugares en el mundo capaces de producir esa fuente de luz". Pero, a su juicio, el éxito radica, no tanto en la tecnología, sino en la "sorprendente colaboración de los 26 científicos y expertos en escritura antigua", que ofrecieron "todo su conocimiento" para descifrar el legado del sabio griego.
Surgió un problema: el libro de oraciones estaba también compuesto por partículas de hierro, "pero gracias a los 200 años de diferencia, responden de manera diferente según la amplitud de onda de radiación", explica Bergmann. Eso requiere más tenacidad en la aplicación de la técnica. Dentro de un mes y medio, los expertos esperan tener imágenes de las 10 páginas ocultas y con ellas rescatarán las versiones más próximas al original que han sobrevivido de los tratados Sobre los cuerpos flotantes y Teoría de los cuerpos mecánicos, esenciales para entender el legado de Arquímedes.
"Vamos a conseguir desvelar la manera en la que razonaba Arquímedes, habrá que reinterpretar la ciencia moderna, volver a escribir los libros de física", dice muy emocionado Will Noel.
Considerado uno de los mayores matemáticos de la historia, Arquímedes diseñó su propio sistema numérico, hizo grandes aportaciones a la geometría y calculó el valor del número pi, entre otros avances. El principio que lleva su nombre establece que un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido estático será empujado con una fuerza igual al peso del volumen de líquido que desaloja. Cuentan que el genio se absorbía de tal manera en sus pensamientos que, al formular ese principio mientras se bañaba y observaba el agua que se vertía fuera, salió desnudo gritando por las calles "¡Eureka!" ("¡Lo encontré!").
El propietario del manuscrito, "un mecenas anónimo, generoso, culto y comprometido" según Will Noel, "ha decidido encomendar otro manuscrito al laboratorio para su tratamiento". No explica cuál es, pero adelanta que "se trata también de un texto de gran importancia".
El misterioso donante adquirió el palimpsesto de Arquímedes en una subasta en Christie's, en Nueva York, en 1998, por dos millones de dólares, una cantidad que mejoró la oferta que hizo el Gobierno griego. Los coleccionistas del Museo Walter de Arte de Baltimore se pusieron en contacto con él. Poco más tarde, el manuscrito pasó a formar parte de la colección para el disfrute del público estadounidense. Desde entonces, las investigaciones no han cesado, y ahora es cuando el equipo celebra los primeros hallazgos.
La página que ha sido descifrada revela el nombre del monje que escribió los libros de oraciones. Se llamaba Juan y terminó su trabajo en abril de 1229, casi con toda seguridad en Constantinopla, hoy Estambul.
El instituto californiano actualiza diariamente en la web http://www.archimedespalimpsest.org todos las conclusiones y las investigaciones que llevan a cabo sobre la técnica de rayos X y el palimpsesto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.