El exilio y la ley de la memoria

Los exiliados no queremos recuperar la Memoria Histórica. Pues nunca la hemos perdido. Con ella hemos conservado, lejos de la patria, la cultura española, y fue nuestra victoria. Y pese a lo que diga la señora Esperanza Aguirre (¿dónde habrá estudiado?), la II República trajo a España, entre muchas cosas, el florecimiento de la educación, la asistencia sanitaria y la separación efectiva de poderes. Fue la Guerra Civil, después del fracaso del golpe militar de Franco, la que trajo a España el rencor y el retraso cultural que aún perduran en ciertas mentes.

Se escribe mucho estos días sobre la Memoria Histórica, sobre la Guerra Civil, y está bien... Es un deber de memoria de todos los pueblos. Ignorarlo es hacer como el avestruz, esconder la cabeza. La memoria es un patrimonio importante que no se puede tirar por la borda. El Gobierno de Rodríguez Zapatero tiene razón llamando al consenso, pero veo difícil que un partido político que tiene como presidente de honor y fundador un personaje que participó en 40 años de oscurantismo, pueda condenar su acción sin antes deshacerse de este lastre.

Tarde o temprano habrá que dar por nulos los juicios de un gobierno ilegal. Mejor sea lo antes posible.

Los exiliados queremos conservar la Memoria Histórica y perpetuarla a las generaciones futuras, por eso consideramos un insulto "a quienes se regodean en los símbolos del odio", negando la existencia de unas vidas que dieron todo para que hoy España aprenda a ser una democracia.