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Bush renueva la ley que garantizó el sufragio para la minoría negra

Con encuestas negativas y las elecciones legislativas del próximo noviembre como telón de fondo, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, renovó ayer con solemnidad la ley de derechos civiles de 1965 que permitió el acceso a las urnas a los ciudadanos de la comunidad negra y de otras minorías. Aunque aquella ley fomentada y firmada por el presidente Lyndon Johnson parece ahora de sentido común, el texto establece la renovación periódica de algunos de los artículos.

Bush sólo recibió 1 de cada 10 votos de la minoría afroamericana en las últimas elecciones presidenciales, aunque mejoró sus resultados entre la que ya es la primera minoría del país, la hispana.

Su partido se enfrenta en noviembre a un examen electoral al que acude en condiciones precarias: los resultados en encuestas de opinión pública sobre la labor presidencial sólo son comparables a los que recibía en sus peores momentos el presidente Richard Nixon.

Esa situación incómoda ha impulsado una batería de actos presidenciales que en otro momento pasarían inadvertidos. En los últimos días, la Casa Blanca ha utilizado los mejores paisajes de sus jardines y las salas más ceremoniosas para publicitar la firma de leyes que responden, en su mayoría, a demandas de votantes conservadores (como leyes para establecer bases de datos de violadores o para extender recortes fiscales) o, en este caso, a la reconciliación con las minorías.

Bush visitó esta semana por primera vez la sede de la principal asociación de defensa de los derechos de la minoría negra en Estados Unidos, la Asociación Para el Progreso de la Gente de Color (NAAC, en sus siglas en inglés).

Derechos civiles

La Ley de Derecho al Voto de 1965 ilegalizó las prácticas electorales que impedían a las minorías acceder a las urnas mediante impuestos, exámenes y obstáculos de todo tipo. "La ley rompió el candado segregacionista que tenían las urnas", dijo el presidente Bush en la ceremonia de ayer, rodeado de los principales activistas políticos afroamericanos, como Jesse Jackson y Al Sharpton, y familiares de Martin Luther King o Rosa Parks.

Aunque el Senado aprobó la ley por 98 votos a favor y ninguno en contra, 33 miembros de la Cámara de Representantes se opusieron a la renovación, no por racismo, sino porque el texto final no reconoce el esfuerzo de los estados del sur de Estados Unidos en la corrección de los errores del pasado.

Por otra parte, el presidente Bush pidió ayer al Senado que apruebe cuanto antes la ley de acuerdo nuclear con Rusia que cuenta ya con el voto favorable de la Cámara de Representantes. La ley otorga a India unas condiciones de acceso privilegiado a la tecnología nuclear civil de Estados Unidos.

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