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La transformación de los cascos viejos

La ciudad del pasado encara el futuro

Los barrios antiguos de las tres capitales vascas han vivido una profunda renovación que continúa

Los cascos viejos de Bilbao, San Sebastián y Vitoria han sufrido en las últimas dos décadas una profunda transformación que afecta no sólo al aspecto de sus calles y a la adecuación de sus viviendas, sino también a la fisonomía de sus pobladores. Se han peatonalizado para hacerse más amables al viandante y para preservar el patrimonio artístico y urbano del coche invasor. A las viviendas se las ha ido dotando de servicios higiénicos, ventanas dobles, calefacción, ascensor y otras comodidades. Para ello ha sido necesaria la entrada de inversión pública y la realización de planes de regeneración que contemplasen actuaciones integrales. Entre ellas, el rejuvenecimiento del un vecindario que había envejecido demasiado y que huía de los cambios. Savia nueva para revitalizar la zona.

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Pero los cambios no han sido parejos en las tres capitales. Mientras que Bilbao, especialmente, y San Sebastián han logrado atraer a nuevos vecinos jóvenes, Vitoria tiene aún pendiente esa asignatura y su casco antiguo, el más rico en cuanto a monumentos y tesoros arquitectónicos, se ha convertido en un reducto abertzale y de la comunidad magrebí. Tampoco los negocios se han asentado por igual. Mientras el Casco Viejo bilbaíno ha logrado que el comercio inunde sus calles con una oferta variada y atractiva para todas las edades y gustos, en San Sebastián se quejan de que sólo abarca a los negocios de restauración y en Vitoria no han logrado que despegue. La capital alavesa reclama la implicación de todas las instituciones, como ha sucedido en las capitales vecinas y con éxito.

Aún hay muchas asignaturas pendientes en los tres cascos: aparcamiento, instalaciones deportivas y zonas infantiles son tres reivindicaciones clásicas. Y aparecen nuevas, como poner coto al botellón.

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