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Reportaje:Escalada militar en Oriente Próximo

O donantes o soldados

La Unión Europea tiene que decidir entre mantener su actual política de ayuda a Oriente Próximo o implicarse a fondo en la resolución de la crisis en esa región

La reunión de hoy en Roma para buscar una salida a la crisis libanesa va a dar resultados en lo humanitario, pero apenas esbozará ideas para favorecer un alto el fuego y el hipotético despliegue de una fuerza internacional en el sur del país para anular a Hezbolá, los otros dos grandes temas de la agenda. "En ayuda humanitaria, todavía hay mucho por hacer y habrá resultados concretos, con ofertas económicas que ya se han anunciado", vaticina Javier Solana, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, que anoche cenó con Condoleezza Rice en la capital italiana para atar cabos. "Pero no los habrá tan sólidos en las otras dos áreas".

Solana es partidario del despliegue militar, conforme a lo hablado con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y considera "inimaginable que esa fuerza pueda existir sin los europeos", que deberán trabajar con mandato de Naciones Unidas y en estrecho contacto con el Ejército libanés. Los detalles y composición de la fuerza están por definir. Lo que ya se sabe es que sólo será desplegada tras un alto el fuego que defina cuáles serán sus responsabilidades y atribuciones. "Hay que analizar el significado de la implicación europea y ser conscientes de la imagen", señala Solana. "Los soldados deben ser vistos como un factor de ayuda al pueblo y al Gobierno libaneses".

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La Unión Europea lleva décadas implicada en la resolución de la crisis de la región, y la de Líbano es sólo una de las múltiples variantes de un problema rayano en lo irresoluble. "Los problemas complejos tienen soluciones complejas", dice un Solana formado como físico antes de entregarse a la política exterior. "Los arreglos superficiales parecen resolver el problema hoy, pero lo dejan para mañana".

Para Europa, la crisis de Oriente Próximo trasciende el carácter estratégico que puede tener para EE UU, para convertirse en una crisis en el vecindario. De ahí el interés objetivo de estar plenamente implicada en la solución del problema. En Bruselas se considera que Europa tiene dos opciones: no hacer nada y seguir con la ayuda humanitaria, lo que se traduce en "pagar por la reconstrucción tantas veces como los israelíes destruyan", en palabras de una fuente europea, o cooperar en la solución, con despliegue diplomático y militar incluidos. En otras palabras: o donantes o diplomacia y soldados.

Europa se siente en la obligación de no decir que no al esfuerzo que se le pida, de estar presente con los medios que puede agrupar para una misión difícil que, ni aun encarrilada, exime del largo plazo, como muestran los casos de Kosovo y Bosnia, donde la UE y la OTAN tienen miles de soldados desplegados.

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Pero la movilización de recursos no es tarea fácil. Reino Unido ya no da para más, tras su implicación en Irak y Afganistán; a Alemania le cuesta mucho enviar tropas al exterior, como se ha comprobado en la misión electoral del Congo; EE UU, que evacuó con urgencia Líbano tras el mortífero atentado de Hezbolá contra los marines en 1983, ya ha dicho que no enviará soldados, aunque podría contribuir con medios tecnológicos y espionaje. Francia, que se siente impelida a actuar en lo que ha sido históricamente un área de influencia de París, podría jugar un papel importante, lo mismo que Turquía, país de cultura islámica que llama a las puertas de Europa. España, Noruega, Canadá, Jordania y otros países árabes también podrían sumarse a la fuerza con la misión de limpiar el sur de milicianos de Hezbolá. Lo que Olmert quiere es llevarlos más allá de donde puedan alcanzar Israel con sus cohetes, lo que supone desplazarlos hasta las estribaciones sur de Beirut, en el centro del país.

Fuentes diplomáticas de la OTAN, a la que EE UU querría ver implicada en la operación, apuntan que ese trabajo a favor de los intereses de Israel debería ir acompañado de contrapartidas en relación con los palestinos. En la UE se pide la máxima prudencia por considerar que intentar confundir en un bloque a los libaneses de Hezbolá con los palestinos sólo podría perjudicar a éstos. "Los palestinos perderían porque se impediría cualquier evolución de Hamás", a juicio de la fuente europea, para la que resolver la crisis en Líbano podría ser un primer paso para resolver la de Palestina.

Javier Solana, en una rueda de prensa en Bruselas.
Javier Solana, en una rueda de prensa en Bruselas.ASSOCIATED PRESS

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