PP y PSOE desestiman el Toledo visigodo
Los dos partidos están unidos para aprobar el plan urbanístico que destroza la ciudad de los reyes Leovigildo y Recaredo
El esplendor de la corte visigoda de Toledo comienza a adivinarse en los hallazgos arqueológicos que se han sucedido desde 2001. La ciudad fue la capital del reino de Leovigildo y Recaredo hasta la invasión, dos siglos después, de los ejércitos árabes. Los descubrimientos tienen una importancia crucial en una ciudad de incontables maravillas. Toledo es parte del patrimonio mundial de la humanidad desde 1986. Los restos de la ciudad visigoda añaden un elemento más al valor cultural de la capital manchega. Se trata, según los expertos, del único entramado urbano de la época visigoda que existe en Europa. Pero su existencia esta gravemente amenazada por el nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM), que tiene prevista la construcción de 66.000 viviendas en Toledo y en concreto por las 1.300 que afectan a esa zona concreta de la Vega Baja.
Gobierno y oposición restan importancia a los hallazgos y abogan por su "integración"
Los informes de los arqueólogos certifican que bajo la Vega Baja está la capital visigoda
El tren de alta velocidad entre la ciudad y Madrid (25 minutos), el imparable crecimiento de la capital española y el boom inmobiliario que caracteriza a la economía española, están a punto de convertir Toledo en una ciudad-dormitorio. La masificación, el ladrillo, la transformación de zonas protegidas en zonas urbanizables, han sido defendidas por el Partido Popular y el PSOE, enfrentados en todos los asuntos relevantes menos en los referidos al imperio de la construcción.
En cuestiones de ladrillo y cemento no hay fisuras. Nadie resume mejor esta situación que Enrique Lorente. Por un lado, es concejal socialista en el Ayuntamiento, presidido por José Manuel Molina (PP). Toda la corporación votó a favor del nuevo plan de urbanismo, excepto José Esteban Chozas, el único representante de IU en el consistorio. Pero además de concejal en Toledo, Lorente es director general de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha. Es decir, el hombre que debe decidir sobre un plan que, en opinión de numerosos expertos y de organismos como la Unesco, configura una sentencia de muerte para la ciudad visigoda y, por extensión, para lo que supone Toledo como referente artístico en el mundo.
Hace una semana, el arqueólogo oficial de la consejería, Ramón Villa, entró en el despacho de su jefe, Enrique Lorente. Llegó con una torre de carpetas en los brazos. Ahí estaba todo. Todo lo que se ha encontrado hasta el momento, a escasos metros de profundidad, en los descampados de la Vega Baja, a los pies de la atalaya sobre la que se levanta Toledo. Nadie, salvo los propios arqueólogos que los elaboraron y sus destinatarios oficiales, había visto hasta ahora los informes del tesoro visigodo que se esconde bajo esas tierras serpenteadas por el río Tajo, donde el Ayuntamiento tiene previsto que se construyan las 1.300 viviendas.
Lorente los ha guardado con celo, "porque requieren una explicación y una valoración técnicas para que se entienda lo que dicen y no se exagere el valor de los restos hallados. Pero son públicos, y yo invito a quien quiera a verlos", dijo para justificar el secretismo que se cernía sobre esos documentos tan solicitados sin éxito desde tantas partes: grupos políticos, asociaciones en defensa del patrimonio, academias de Bellas Artes...
Son todo un mapa del tesoro que Lorente ha guardado como un cancerbero, tras haber solicitado todos los estudios arqueológicos obligados por ley en una ciudad de 73.000 habitantes que planea duplicar su población a ladrillazo limpio de aquí a 10 años.
Aunque las excavaciones todavía son escasas, con planos y fotografías, los informes describen los hallazgos de este último año: los muros de las casas visigodas, la disposición de las habitaciones, las tumbas infantiles hechas con dos tejas y que se han encontrado en algunas de las viviendas, las calzadas de las calles, el hipocausto (una especie de horno en el suelo que servía como sistema de calefacción)... El entramado urbano de la antigua Toletum, único en Europa, según los expertos, emerge, tal y como vaticinaban los estudiosos, al ritmo de las excavaciones.
"Bueno sí, todo eso se sabía que estaba ahí, pero no dice nada de que se haya encontrado la basílica, ni ningún palacio. Lo que hay son restos de muros y no en todas las parcelas", le quitaba importancia Lorente, mientras el arqueólogo mostraba los informes. Porque su posición es difícil: votó a favor del proyecto urbano como concejal, pero debe defender el patrimonio como director general.
Arqueólogos y expertos coinciden en que no se trata sólo de la monumentalidad de los hallazgos, sino de su interés histórico y científico. Además, el paisaje, como seña de identidad de los lugares, también forma parte del patrimonio y será difícil mantenerlo con los edificios de hasta cinco plantas que están previstos en la zona.
Ante la incertidumbre, los cooperativistas empiezan a solicitar las bajas y los constructores no excavan sus parcelas para aportar los informes arqueológicos que les exige la ley, por temor a hacer una inversión inútil. Así que nadie parece querer encontrar este tesoro.
"Se pueden poner rotondas para integrar los yacimientos"
El polémico plan urbanístico de la Vega Baja toledana vive su momento más crítico. Los informes de la Unesco y de las academias de Bellas Artes y demás instituciones defensoras del patrimonio histórico lo han puesto contra las cuerdas. La concejal de Urbanismo, Mari Paz Ruiz (PP), con el apoyo de los 13 concejales de su partido y los 11 del PSOE, trata de defender con uñas y dientes un proyecto que el Ayuntamiento empezó por el tejado: vendiendo unas parcelas recalificadas como urbanizables a sabiendas de que bajo ellas existían yacimientos arqueológicos. Entre los apoyos del PSOE, Ruiz cuenta con uno fundamental, el del concejal socialista Enrique Lorente, que es a la vez el director general de patrimonio histórico de Castilla-La Mancha. Ambos, aunque una desde el Ayuntamiento y otro desde la institución que vela por el patrimonio, defienden la misma postura: "Hay que buscar modelos de integración que permitan conservar los hallazgos dentro del proyecto urbanístico". Ésa es la obsesión de los que no quieren renunciar al plan. Tanto es así, que la semana pasada, y a la vista de las circunstancias, Lorente convocó a todas las partes implicadas en el proyecto para octubre con el fin de debatir sobre "modelos de integración". Sus primeras propuestas no pudieron ser más llamativas: "Se pueden poner rotondas para integrar los yacimientos, o construir sobre pilates, o crear reservas arqueológicas...".
Un Consistorio lleno de tensiones pero unido por el urbanismo
El Consistorio toledano, gobernado por el PP por tercera legislatura consecutiva, lo conforman políticamente 25 personas: el alcalde, José Manuel Molina, y sus 12 concejales, los 11 ediles del PSOE y uno de IU.
La historia de este Ayuntamiento, que empezó con UCD, cuenta con gobiernos socialistas y populares, porque los apoyos han estado siempre muy reñidos. Las eternas rivalidades entre los partidos mayoritarios, caracterizadas por tensos plenos incluso con enfrentamientos personales, se han diluido ahora en torno a los planes urbanísticos y sus macronúmeros económicos de crecimiento. Así que existe un acuerdo sorprendente entre las dos principales fuerzas políticas.
El consenso se traslada también al proyecto de la Vega Baja. Los principales protagonistas de esa historia son el alcalde Molina, antes subinspector de Hacienda; la concejal de urbanismo, Mari Paz Ruiz, comadrona y persona de confianza del alcalde, y el concejal del PSOE y director general de patrimonio de Castilla-La Mancha, Enrique Lorente, ex inspector de enseñanza secundaria y que, tras ser destituido por la actual consejera de cultura, Blanca Calvo, fue restituido con el apoyo de Emiliano García Paje (consejero de relaciones institucionales de Castilla-La Mancha). Es el personaje más controvertido porque es juez y parte: defensor del plan urbanístico en el Ayuntamiento y protector del patrimonio en la consejería.
Babelia
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